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Bluegrass... y las raíces del country

Por Glen Rodrigo Magaña.

Música raíz del siglo XVIII, en aquellos inmigrantes ecos Apalaches del old time, voces de protesta perdidas entre esos viejos mineros montañeses pintados de carbón a finales de la centuria del 1800 y los sonidos afrancesados de un acordeón en el cajún canadiense. Pueblos marginados, el dolor de los pobres, algo de coquetería… y otros íntimos sentimientos entre las letras de la melódica popular norteamericana. El hillbilly que diera paso al country con las grabaciones en Bristol Tennessee orquestadas por el cazatalentos Ralph Peer, junto con las sesiones en la radio de Nashville de Jimmie Rodgers y La Familia Carter en los años veinte. El aporte afroamericano y la aparición del bluegrass con la banda de Bill Monroe a finales de los treinta, así como el sonido de Nashville en los sesentas y la fusión con otros ritmos a partir de los noventa, son el campirano gozo sonoro de este folklórico artículo melómano.

Amigos, los invitamos a escuchar las cápsulas homoespacieras dentro del programa “La otra frecuencia” en Radiorama 1530 AM, que se transmite todos los miércoles de 20:00 a 21:00 horas. 

Las historias de la escasez, pueblos relegados que le dan voz a su alma, ahí, donde se encuentra la genuina riqueza, entre los nombrados “pobres”, título que pone a prueba la gallardía para enfrentar la vida, motivo que impulsa a encarar a la hipocresía social y el desdén de los gobiernos, gente que entrega lo poco que tiene sin ningún interés, mientras que los adinerados solo piensan como acaparar y que, en muchos casos, ignoran el significado de la palabra compartir. Ellos, los que nadie nombra, anónimas genialidades que han brindado en distintas manifestaciones artísticas verdaderas joyas… y una muestra, son los ritmos musicales, que en su mayoría, los más exquisitos nacieron sin un centavo, entre las calles, campos y otros rincones lejanos de la falsedad.

 

Algunos ejemplos del folklor melómano inmigrante europeo de los Estados Unidos, la cosmología de los indios nativos, la esclavitud que vivieron los hermanos afroamericanos en los crueles campos de algodón que convirtieron en música e incluso, influencias de la lírica mexicana, son una pequeña parte de aquellos antiguos ecos norteamericanos llamados… música raíz.

 

Sonidos Apalaches… y los francos murmullos del cajún

 

La riqueza musical de los colonos ingleses, escoceses e irlandeses en la Norteamérica del siglo XVIII, así como el blues de los afroamericanos, en la región conocida como Apalaches que abarca desde Belle Isle en Canadá, hasta Luisiana, Mississippi y Georgia, tomaban sus violines, banjos, guitarras y dulcimer (instrumento folclórico de cuerda punteada) para interpretar la música de sus patrias, lo que dio origen al ritmo homónimo de esta zona y las famosas baladas del nuevo mundo, entre los que destacan músicos como Omie Wise o Jhon Hardy.

 

A finales del siglo XIX, el escritor de Kentucky Jhon Jacob Niles, publica un libro-cancionero sobre este tipo de baladas en un recorrido por la zona de los Apalaches y en el periodo de la primera guerra mundial, los folcloristas Cecil Sharp y Maud Kerples, hacen una recopilación de 200 baladas del Viejo Mundo.

 

Otro ritmo que surge en el siglo XIX en América del Norte, pero entre comunidades francesas, es el cajún, famoso por incluir instrumentos como el acordeón, violín y el triángulo de metal, así como su contagioso baile, aunque sus letras estén relacionadas con el desamor, la pobreza e incluso la muerte y que por cierto aportó mucho a las bases rítmicas del country de Luisiana.

 

Dentro de la historia de los instrumentos musicales, el banjo se cree que fue traído por esclavos afroamericanos en el siglo XVIII, mientras que el dulcimer tiene una incierta procedencia, se cree que fue en los Apalches donde surge, aunque otros historiadores afirman que es alemán o escandinavo.

 

Ya para el siglo XX, la marginación social y abusos en las minas de carbón de Virginia, dieron origen a muchas canciones de protesta, que daban voz al sufrimiento de los mineros. Además, en los años veinte aparecen varias bandas que posicionaron un nuevo género musical… el hillbilly.

 

El hillbilly… y los inicios del country

 

Las primeras grabaciones de la música de los Apalaches, fue organizada por el cazatalentos Ralph Peer en Atlanta, Georgia en 1923, al incluir a Al Hopkins y su banda The Hill Billies, causando un gran éxito, denominando a la música de estos músicos campiranos como… hillbilly. Un dato curioso, es que esta palabra aplicada como gentilicio, es una forma de expresión peyorativa para referirse a los residentes de la región de los Apalaches, al describirlos como blancos silvestres, alcoholizados y violentos.

 

Los principales acontecimientos y punto de partida para la música country, sucedieron en 1927 en las sesiones de grabación en Bristol, Tennessee, así como las transmisiones del programa de radio del Grand Ole Opry de Nashville, donde participaron Jimmie Rodgers (cantante reconocido por sus temas dirigidos a los “Hobos”) y La Familia Carter (banda que incursionó al integrar voces femeninas), considerados como pioneros de este ritmo norteamericano, conocido en ese tiempo como hillbilly, ya que la palabra country se adoptó hasta la década de los cuarenta, siendo el primer artista en presentarse en este afamado  programa de radio, el violinista Jimmy Thompson. Por cierto, fue también en esa época en la que este ritmo campirano se mezcla con el rock and roll y el swing, para dar vida al rockabilly.

 

En los años sesenta, el resurgimiento de la música popular de Norteamérica toma fuerza en Nashville, Tennessee, donde esta música rural se mezcla con el R&B y el rock and roll, creando lo que se conoce como Sonido Nashville, que contó con grandes íconos como The Greenbriar Boys, Johnny Cash, Jimmy Dean, Roger Miller, Marty Robins, Lefty Frizell o Hank Williams.

 

Bluegrass… y el gran Bill Monroe

 

Considerado como “el padre del bluegrass”, Wlliam Smith Monroe nació en Kentucky en 1911 y fue el hermano más chico de los ocho hijos del matrimonio Monroe, su madre falleció cuando él tenía 10 años y seis años después su padre también muere. Bajo éstas condiciones de orfandad, su tío Pen lo acepta en su casa y empieza a desarrollar sus talentos musicales en la mandolina, acompañando al violín de su tío en bailables, lo que inspiró tiempo después a Monroe para crear el gran éxito… “Oncle Pen” de 1950.

 

El primer proyecto musical de Bill, lo realiza en 1929 con el nombre de Monroe Brothers, que duró hasta 1938, año en el que nace la banda Blue Grass Boys, integrada por el cantante y guitarrista Cleo Davis, Arte Wooten en el violín, Amos Garren en el bajo y Monroe como líder, lo que desencadenó el nombre del género… bluegrass, que es una hierba típica y nombre de una región de Kentucky. Tiempo después, a finales de 1945, Earl Scruggs se integra con el banjo y Scruggs -también en el banjo- crea un nuevo estilo para tocar este pintoresco instrumento, el cual lleva su nombre.

 

A mediados de los cincuenta, Earl Scruggs y Lester Flatt forman su propia banda, The Foggy Mountain Boys, que adicionó al bluegrass un nuevo instrumento… el dobro.

 

Por su parte, Monroe continuó cosechando éxitos, al crear en 1947 su principal joya "Blue Moon of Kentucky ", tema que fue grabado por Elvis Presley en 1954 y que apareció en el lado B de su primer sencillo para la Sun Records.

 

El padre del bluegrass, mantuvo una carrera profesional de cerca de 60 años y su última actuación se realizó el 15 de marzo de 1996, después de esta actuación, sufrió un accidente cerebrovascular y falleció el 9 de septiembre de 1996 en Springfield Tennessee, a tan solo cuatro días de cumplir 85 años de edad.

 

Estimados homoespacieros, como es tradición, les compartimos algunos melódicos enlaces para que disfruten del bluegrass… y las raíces del country:

 

The History of American Country (Documental en ingles). 

“Mr Hobart Smith Cripple Creek” (Música de los Appalaches). 

“Kisses Sweeter than Wine” (Jimmie Rodgers). 

“Wildwood Flower” (The Carter Family). 

“Blue Grass Breakdown” (Bill Monroe). 

“Blue Moon of Kentucky” (Elvis Presley). 

 

 

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