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Los pasos del mambo... entre ritmos, orquestas y

Pérez Prado 

Por Glen Rodrigo Magaña.

El complejo origen y desarrollo de este género cubano nos hace bailar de forma cadenciosa entre los anales de su historia, ya que varios personajes afirman ser los autores de este “montuno sincopado”, que entre las notas de la charanga francesa y la evolución del danzón dieron origen a esta ardiente rítmica, dado que en sus inicios era conocido como “diablo”. Además nos  adentrarnos en las inaugurales orquestas cubanas que interpretaron el también llamado “nuevo ritmo”, sus principales exponentes y algunos datos curiosos sobre Pérez Prado, apodado por Benny More como “el cara de foca”.

Amigos, los invitamos a escuchar las cápsulas homoespacieras dentro del programa “La otra frecuencia” en Radiorama 1530 AM, que se transmite todos los miércoles de 20:00 a 21:00 horas. 

Dice: “Uno… Dos… Tres… Cuatro… Cinco… Seis… Siete…” el “Mambo No 8” de Pérez Prado. Ese sentimiento por el baile arrabalero y desenfadado heredado por los hermanos cubanos, trae consigo el “mambear” término expresado por la Orquesta Arcaño y sus Maravillas, cuando a mediados de la década de los treinta se referían a bailar y aunque el “mambo esté duro, hay que tomar con alegría la vida pipo”, dijera el encantador pueblo isleño.

 

Entre sus variados ritmos como el bolero, chachachá, danzón, guajira, son montuno y muchos otros, se encuentra la pasión y emoción expresadas en lírica que hace de Cuba un país noble y cálido. El sabor a nostalgia en sus calles, la emotividad de su gente, el regodeo entre sus nativas y otras expresiones sensitivas estremecen el espíritu, alimento intangible que con sonidos de tambores, guitarras y trompetas hacen que las quimeras se hagan realidad, motivos para amar estas tierras sobran y momentos para compartir, faltan. Así que internémonos con letras en uno de sus géneros melódicos más férvidos y descubramos mis estimados homoespacieros… los renglones del mambo.

 

Eso que llaman… ¡Maaaambo!

 

Definir este ritmo es tan complicado como la forma de bailarlo, pero intentaremos darnos una idea de esto. Dámaso Pérez Prado en alguna ocasión comentó: “Mambo es la combinación sincopada que llevan los saxofones”. Otros lo consideran como una mezcla del son montuno con el danzón; algunos más afirman que es parte de la evolución de una de las guarachas francesas conocida como danzón-mambo.

 

Respecto al nombre, existen varias explicaciones; una es que la palabra “mambo” quiere decir “conversación con los dioses” en el idioma Kilongo, lengua de una región del Congo. También, este término se asocia con las sacerdotisas africanas que llegaron al Caribe, las cuales hacían que las personas se comunicaran con los dioses mediante un trance dancístico. Algunos pobladores, por su parte, afirman que es el nombre de un instrumento parecido a la conga o el bongó, mismos que se utilizaban en rituales religiosos. Otros comentan que es solamente una expresión para bailar o para calificar algo, es como decir “está difícil o fácil la cosa”.

 

En lo que se refiere a cuál fue el primer mambo, varios disputan ser los autores del género, pero retrocedamos un tanto en el tiempo para refrescar estos datos. A finales de los años treinta, el jazz tomaba forma en los Estados Unidos, el bolero era representado en la isla por el cantante, compositor y pianista Ignacio Jacinto Villa Fernández o mejor llamado “Bola de Nieve” y Cuba exponía a grandes músicos que tocaban su música popular… el danzón. Entre sus talentos se encontraba Arsenio Rodríguez, un destacado intérprete del son montuno y el cual se cree que realizó el tema “Yo soy Kangá” primer mambo o también llamado “diablo” en aquellos tiempos. Otros dos grandes músicos de la Orquesta Arcaño y sus Maravillas, son los que comúnmente se les reconoce como los creadores de este estilo melódico, los hermanos Orestes e Israel López, quienes en 1938 componen el tema “Mambo”, que en esencia es un danzón un tanto sincopado con cierto toque de son montuno. Cabe destacar que algunos especialistas sugieren que Dámaso Pérez Prado es verdaderamente el creador del mambo, ya que fue él finalmente quien le dio forma al ritmo fusionando el jazz, con la guajira, el danzón y el son montuno en su tema “¡Que rico Mambo!”, en 1951.

 

Respecto a qué país se le otorga la autoría del mambo, existen varias posturas: Cuba defiende ser la tierra donde nace este género musical, México argumenta que fue quien lo desarrolló y los Estados Unidos reclaman que ellos aportaron el swing para que se consolidara el ritmo.

 

El estilo para bailarlo es otro tema. Algunos especialistas afirman que los pasos para gambetear el mambo los brindó el mismo Pérez Prado y que la forma correcta es siguiendo un ritmo sincopado, caracterizado al presentar un tiempo de silencio en cada compás, el cual corresponde a una pausa en el movimiento que los bailarines realizan para acentuar la síncopa. Originalmente se baila en pareja, trasladando una pierna extendida hacia adelante o al costado, mientras que la otra se mantiene en flexión siguiendo el ritmo.

 

Algunos datos poco conocidos son que el mambo fue el primer ritmo cubano comercializado internacionalmente -en el nuevo y el viejo continente- tanto que los orientales dieron nacimiento al radio portátil a finales de los años cincuenta, con transmisiones de esta agitada música caribeña.  En Nueva York se consagró el “Templo del mambo” en la Palladium Ballroom de Broadway a mediados de los cincuenta. Mientras que en México, años atrás, el cine ya ponía a bailar a Tin-Tan, Resortes, Tongolele e incluso en el filme “Gavilán Pollero”  (1950) a Pedro Infante.

 

Entre músicos y ritmos…

 

La historia y formación del mambo es consecuencia de varios ritmos cubanos. El principal culpable fue el danzón, que era la música y danza oficial de la Isla, creado por el músico Miguel Ramón Demetrio Faílde y Pérez, cuya primera composición fue "Las alturas de Simpson", estrenada el 1 de enero de 1879. Este tema reflejaba la evolución de la danza criolla “Habanera” -famosa en la década de 1850- al danzón. El desarrollo de este género dio paso a otros estilos como el “danzonete” en 1920, el danzón-mambo -fusión con la charanga francesa- en 1930, así como el danzón-chá y el chachachá a inicios de los cuarenta.

 

La charanga, a su vez, es heredada a los cubanos por los haitianos y franceses del siglo XIX en lo que se conocía como “contradanza francesa”, que brindó como principal exponente al danzón. Las charangas se les denominó a un conjunto de bailes o ritmos caribeños con influencias galas o europeas, aportando además a los instrumentos cubanos las flautas, conjuntos de cuerdas y timbales.

 

El género antecesor al mambo fue el danzón-mambo, conocido popularmente como “danzón del ritmo nuevo”, que pertenecía al conjunto de compases de las “charangas”. El creador de este estilo musical fue Antonio Arcaño, flautista y director de la orquesta Arcaño y sus Maravillas, cuando en 1937 comienza a entrelazar el danzón con el son montuno, agregando la “tumbadora” o conga al grupo de percusiones que brindó la característica instrumental al chachachá y el mambo en sus inicios.

 

El hermano menor del mambo fue definitivamente el chachachá, que para muchos músicos es una variante del danzón y cuyo autor fue el músico, violinista y director de orquesta Enrique Jorrín. Los primeros acercamientos al chachachá que realizó este compositor cubano fueron modificaciones al danzón “Constancia” y a boleros como “Nunca” de Guty Cárdenas o “Vereda tropical” de Gonzalo Curiel, realizando su inicial chachachá en 1951 con el tema “La engañadora”. Cabe señalar que el nombre de este ritmo fue gracias al sonido producido por los pies al bailarlo.

 

Otros géneros que también tienen relación con el mambo es el bolero, mismo que comparte en rítmica su movimiento inicial en el segundo tiempo de la música, lo que los hace sugestivamente sensuales a los oídos, así como el movimiento de las caderas femeninas. Además, es evidente la influencia del jazz afroamericano, especialmente del llamado “swing” que brinda esa explosividad al mambo.

 

Orquestas… y sus personalidades

 

Algunos de los conjuntos más destacados y pioneros del mambo son: la orquesta Arcaño y sus Maravillas, fundada en 1937 por el maestro Antonio Arcaño o mejor conocido como “El emperador del mambo”, quien estudio con el gran Armando Romeu Marrero que fuera un icónico compositor de danzón cubano, así como pertenecer a la orquesta Maravillas del Siglo, creada en 1935 bajo la batuta de Arsenio Rodríguez.

 

La orquesta de Arcaño realizó innovaciones claras de la música africana a la tradicional charanga francesa, esto al contar en la alineación de la orquesta con grandes músicos como Orestes López, famoso pianista, violinista, flautista y chelista cubano que desde corta edad perteneciera a la Orquesta Filarmónica de la Habana y quien en 1938 compusiera el tema “Mambo” junto a su hermano Israel López. Por su parte, Israel o el “Cacho” López, colaboró en la compañía de pianistas de “Bola de nieve” en su adolescencia; participó también en la Orquesta Filarmónica de la Habana y en 1957 realizó el conocido programa de radio “Downloads” o mejor nombrado por los radioescuchas como el “Cuba Jam Sessions”, en el que músicos de jazz improvisaban bajo la dirección de “Cacho”, programa que le brindó gran fama y lo convirtió en un ícono de la música afrocubana en los Estados Unidos. Además, otro virtuoso que figuraba en la orquesta era el padre del chachachá: Enrique Jorrín.

 

Entre los logros que vale la pena mencionar acerca de la orquesta Arcaño se encuentran los conciertos de “Los tres grandes”, que reunían al trio de las principales orquestas de Cuba: Melodías del 40, Conjunto Arsenio Rodríguez y la Orquesta Arcaño y sus Maravillas. Además, “La Arcaño” realizó varias bandas sonoras para filmes y efectuó recitales de música clásica.

 

Otras grandes personalidades del este ritmo son Bebo Valdés, con sus arreglos para la orquesta Kubaney y René Hernández, arreglista de la orquesta de Julio Cuevas, que aportaron mucho a este ritmo del periodo de 1930 a 1950, pero -sin lugar a dudas- quien internacionalizó el mambo fue Pérez Prado.

 

El rey del mambo… y su Jazz Band Latino

 

Originario de Matanzas, Cuba, Dámaso Pérez Prado nació el 11 de diciembre de 1916, fue en sus inicios un destacado pianista de su localidad  y se trasladó tiempo después a La Habana. Ahí, en 1943,  se colocó como uno de los principales músicos del reconocido Casino La Playa. Hacia 1948, llega a México al convencerlo su compatriota, el cantante Kike Mendive quien le presentó a la rumbera y actriz cubana Ninón Sevilla, para quien musicalizó sus películas.

 

En 1949 realizó el tema “Qué rico Mambo”, primer tema de mambo como género musical, alcanzando la fama de inmediato y creando lo que se conoció como la “mambomanía”. Algunos datos interesantes son que el característico grito de Pérez Prado surgió durante una grabación de sus primeros temas y que no fue del agrado de los músicos, ya que lo consideraban innecesario y corriente.

 

Pérez Prado realizó alrededor de treinta discografías, compuso grandes temas tanto al Instituto Politécnico Nacional como a la comunidad universitaria, le realizó un tema a la Musa Hollywoodense Marilyn Monroe, recibió por la Asociación de Críticos Norteamericanos el reconocimiento de la orquesta más popular del año 1955 y su casa disquera RCA Víctor le otorgó el Disco de Oro por el tema “Cerezo rosa”, el cual también colocó en el número uno del "Billboard chart" estadunidense durante 26 semanas, siendo el primer artista latino en lograr esto. Además, se presentó con su Jazz Band Latino en los mejores escenarios de varias partes del mundo, sonorizó diversas películas de grandes directores como de Clint Eastwood, Alejandro Jodorowsky, Pedro Almodóvar y Federico Fellini en el film “La Dolce Vita”, en 1960. Así mismo, compuso la Suite exótica de las Américas, en 1963, creada por encargo de la RCA en Japón para expresar el carácter de las músicas del continente en una obra de tipo sinfónico.

 

Algunas curiosidades del llamado “cara de foca” son que en la década de los sesenta realizó el poco conocido álbum llamado I love Napoli, el cual mezcla el funk con el mambo y el jazz. El rumor un tanto incómodo en la vida de este pianista, es que en 1950 se retiró de México por un tiempo, pues tuvo algunos roces con el gobierno mexicano, ya que éste le prohibió interpretar el Himno Nacional Mexicano a ritmo de mambo. Pero cierto o no, en 1980 Pérez Prado adquirió la nacionalidad mexicana y falleció a causa de un paro cardíaco el 14 de septiembre de 1989 en la Ciudad de México.

 

Después de conocer algo acerca del mambo, les compartimos los enlaces homoespacieros con una selección de canciones del mambo y sus ritmos cubanos:

 

"Las alturas de Simpson". (Miguel Demetrio Faílde)

 

“Rumba Guajira”. (Arsenio Rodríguez). 

 

“Mambo”. (Orquesta Arcano y sus Maravillas). 

 

“La engañadora”. (Enrique Jorrín). 

 

“Mambo Cambió de Swing”. (Israel "Cachao" López). 

 

“El Manicero”. (Primer tema grabado en México por Pérez Prado). 

 

“Cerezo Rosa”. (Pérez Prado). 

 

“Marilyn Monroe Mambo”. (Pérez Prado). 

 

“I love napoli”. (Pérez Prado). 

 

“Exotic Suite Of The Americas”. (Pérez Prado). 

 

 

 

 

 

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