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México bajo los escombros

Por Glen Rodrigo Magaña

En el recuerdo hacemos mención de dos fechas que sacudieron a nuestro país: el día que el Ángel se cayó, un 28 de julio de 1957 y el devastador terremoto del 19 de septiembre de 1985. Además de realizar una breve revisión de los hechos acontecidos desde el pasado 19 de septiembre de 2017, con algunas reflexiones sobre el manejo mediático, las acciones gubernamentales y la verdadera fuerza de nuestro México.

Amigos, los invitamos a ver las cápsulas “Homo Espacios” todos los viernes por el Noticiero México al Día MD de Televisión Educativa y a escuchar el comentario homoespaciero dentro del programa “Clase Turista” en ABC Radio por el 760 AM, todos los sàbados de 15:00 a 16:00 horas.

Ubicados en una falla geológica, para ser más específicos, en el Cinturón de Fuego del Pacífico; la necedad por construir edificios altos; e indirectamente el daño ambiental por los excesos del consumismo que representan más contaminación, más peso, más basura; así como una posibilidad del 1.36 por ciento de que ocurriera lo del también 19 de septiembre pero de 1985, nos derrumbó en este 2017.

 

Dos fuertes movimientos telúricos. El primero, el 7 de septiembre, que afectara a los estados de Oaxaca y Chiapas con una magnitud de 8.2 grados Richter, y doce días después, con 7.1 grados Richter pero trepidatorio; más huracanes, otros desastres naturales y varios humanos, pareciera que nos han dejado destruidos, solo la gran unidad del pueblo es lo que nos mantiene a flote.

 

 

En el recuerdo: 1957 y 1985

 

“Pero el terremoto determina el auge del término”

Carlos Monsivaís

 

El Ángel caído en el sismo del domingo 28 de julio de 1957, con una intensidad de 7.7 grados Richter, hace 60 años cobró 700 vidas, 2 mil 500 heridos y dejo a la Ciudad de México en tinieblas, las colonias más dañadas: Del Valle, Roma y Tabacalera.

 

Arquitectos de aquellos tiempos propusieron un crecimiento en la capital del país de forma horizontal, pero la ambición por construir grandes edificios se impuso en el panorama capitalino y la equivocada decisión costaría muy caro 28 años después. 

 

La mañana del 19 de septiembre de 1985, la gran urbe mexicana fue sacudida con un terremoto de 8.1 grados Richter, las cifras alcanzaron los diez mil muertos, más de 50 mil edificaciones con daños estructurales graves, 250 mil personas sin casa y 900 mil que tuvieron que abandonar sus hogares.

 

En “el 85”, la locura caminaba entre las calles, las tareas de rescate durarían un mes, la reconstrucción tardaría décadas y allá en el terreno de la actual Plaza Delta, olía a muerte, ya que era el sitio donde llegaban los millares de cadáveres.  

 

 

2017: Puños alzados

 

“Somos mucho pueblo para tan poca clase política”

Arturo Suárez

 

A un kilómetro del poblado de San Felipe Ayutla, en Izúcar de Matamoros, Puebla, se registró un movimiento telúrico con magnitud de 7.1 grados Richter a las 13:14 horas de un también 19 de septiembre… a 32 años del terremoto del 85.

 

Los principales estados afectados fueron: la Ciudad de México, Morelos, Puebla y el Estado de México, donde miles de familias se encuentran sin nada, pero con un todo que pertenece completamente al pueblo: el llamado de la SOLIDARIDAD.

 

-Las cifras: Más de trescientas personas fallecidas, tan solo en la Ciudad de México son 34 edificaciones colapsadas y 42 desaparecidos, son los reportes oficiales, pero en lo oculto, es donde habita la verdad, en lo que se refiere a credibilidad hacia las instituciones públicas.

 

-El manejo mediático: Tal vez el tema más sonado es la historia de la llamada niña “Frida Sofía” del Colegio Enrique Rebsamen, utilizado por el “canal de las estrellas” como carnada para elevar el rating. La realidad es que “Sofía era la única forma de esperanza… un concepto, una bandera” afirmó Ivin Jaurvet, investigador en el Rébsamen, en entrevista con Carmen Aristegui.

 

Otro tema es el protagonismo digital, donde con el afán de captar seguidores en redes sociales, se crean imágenes o datos falsos; el manejo de información no confirmado, que crea un estado de confusión, tanto en lo relacionado al apoyo en donaciones, como de brigadistas o voluntarios.

 

-Acciones partidistas y gubernamentales: El oportunismo, a pocos días para el arranque de las costosas campañas para las elecciones del 2018, la catástrofe es usada para fines electoreros, como siempre, de forma encubierta, donde la simulación es brindar parte del presupuesto designado por el Instituto Nacional Electoral a los partidos políticos para los damnificados, que aparentemente pareciera aplaudible, pero en el fondo, es convenenciero.

 

Los protocolos de valoración a inmuebles, que a conveniencia de las autoridades es preferible regresar a las personas a sus hogares o lugares de trabajo, aunque las estructuras muestren afectaciones, para disminuir el número de edificios por construir. Además, en el tintero quedan todos aquellos contratos avalados por instancias públicas, los cuales gracias a la corrupción, se les brindaron a las inmobiliarias en sitios donde no existían condiciones para edificar y donde ahora vemos solo escombros.

 

Las zonas olvidadas, que a pesar de que existen muchos puntos donde se han atendido los siniestros, muchos viven en lugares que no han sido atendidos por las autoridades y que en su mayoría son los no vistos, ellos, los últimos… nuestros pobres.

 

En el robo de los recursos, donde la ciudadanía denuncia el saqueo o “guardadito” por parte de ciertos funcionarios y fundaciones, mientras que en varios albergues, la ayuda no llega. Es por estos motivos y muchos más, el repudio de la gran mayoría de los mexicanos a la clase política, es más, cuando uno de estos personajes se ha encontrado en alguna zona de desastres la gente grita la honestidad y son literalmente corridos del sitio.

 

-México: Los millones de jóvenes que inundan las calles, con un ejemplo claro del hacer por el otro, desmitificando su etiqueta de “millenians” que habitaban solo en un mundo digital, donde se muestran como héroes anónimos con sus cubre bocas, cascos, palas, picos y cubetas; el ejército de arquitectos, varios de ellos practicantes, que asesoran sobre las condiciones de los inmuebles; los Scouts, que controlan el tráfico en los cruceros; los de bata blanca, que atienden la salud física y mental de los mexicanos más afectados por el sismo con una profunda vocación; voluntarios, topos, marinos y soldados que rescatan vidas entre los escombros arriesgando la propia; a quienes nos alimentan con una torta, taco o sándwich en estos días de desgracia; los que cubren sin protagonismo los acontecimientos con una libreta polvorienta, un micrófono con voz entre cortada o una cámara que asegura la toma; en pocas palabras, los que nos salvan, quienes serán los que realmente construirán nuevamente este país, nuestra gente… el pueblo.

 

Estimados homoespacieros, les comparto algunos enlaces con información útil sobre como poder ayudar:

 

-Cómo Ayudar MX.

-Verificar datos (Reportes, sitios colapsados, albergues, centros de acopio).

-Registro para artistas y actividades en los albergues.

-Datos Abiertos Sismo 19-S (Evaluación de estructuras, hospitales).

 

 

 

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