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  • Francisco Suazo soñaba con el american dream y encontró el infierno en N.L.

 

Más de cinco años han pasado de la tragedia de Cadereyta, Nuevo León, donde un comando armado  secuestro y asesino a un grupo de migrantes hondureños, quienes fueron “vendidos” o entregados por los “coyotes”.  

 

Es el mismo tiempo que Lourdes María Suazo, hermana de una de las víctimas ha recorrido oficinas de la PGR, de la procuraduría neolonesa, de instancias internacionales y aún no hay avances en la investigación ni detenidos por estos crímenes.

 

Delinquir  en contra de migrantes, robarlos, extorsionarlos, secuestrarlos e incluso asesinarlos en México es el crimen perfecto. No hay investigaciones, ni detenidos, coinciden organizaciones no gubernamentales y familiares de quienes terminaron en una fosa clandestina cuando transitaban por nuestro país rumbo a Estados Unidos.

 

Lourdes María Suazo narró a The Exodo que tuvieron que esperar 19 meses para recibir un torso mutilado de su hermano Mauricio Francisco, de 40 años, peluquero y pintor, quien junto con otros 14 paisanos fueron secuestrados, algunos desaparecidos y otros asesinados el 13 de mayo del 2012 en un rancho de Cadereyta.

 

Un paisano de Mauricio Francisco, quien logró huir de la masacre y regreso a Honduras, narró que estaban en un rancho con el “coyote” en espera de continuar su viaje hacia la frontera estadunidense, cuando hombres armados en dos camionetas arribaron al lugar. A varios los mataron ahí mismo. A otros se los llevaron.

 

No fueron los únicos muertos en esos días y meses en esa zona de Nuevo León. Sus cuerpos aparecieron junto con otros más para sumar 49 en la carretera Monterrey-Reynosa, en el municipio de Cadereyta, todo ello mayo del 2012. De ellos 42 hombres y 7 mujeres. Hondureños, mexicanos y costarricenses las víctimas.

 

“Seguimos en espera de justicia, de encontrar a los responsables de estos crímenes y no hay respuestas del gobierno mexicano. Hemos creado el Comité  de Migrantes Desaparecidos del Centro de Honduras. Ya tenemos  como organización y estamos en México exigiendo se esclarezca esta masacre y muchas más que han ocurrido en contra de centroamericanos”, comentó Lourdes María, quien sostiene con coraje y templanza en su manos la fotografía de su hermano.

 

El vocero del Movimiento Migrante Mesoamericano y quien acompaña a las madres de migrantes centroamericanas, Rubén Figueroa, lamentó que quienes cruzan por México se encuentren expuestos a dos fuegos: por un lado los retenes, en el sur de México  las redadas de los agentes de Migración y las policías federales y de todos niveles en una especie de “Border Patrol” versión mexicana.

 

“Y por el otro lado en el norte, los migrantes están siendo perseguidos, cazados, secuestrados, extorsionados y a veces asesinados por las bandas del crimen organizado. Es una situación muy dramática la que se vive en estos momentos para los migrantes en México”, apuntó.

 

Propuso la implementación de  un mecanismo regional de denuncia para que los gobiernos de Centroamérica, México y Estados Unidos puedan recibir en tiempo real denuncias de familiares de migrantes desaparecidos y las autoridades se hagan responsables de su búsqueda, pero a la vez se identifiquen los puntos más peligrosos o dónde están ocurriendo los delitos contra los migrantes.

 

“Todos los días siguen desapareciendo migrantes, que cruzan por zonas cada vez más peligrosas de México, lo mismo en Veracruz, que en Tamaulipas, Tabasco o Oaxaca. La pobreza y violencia en Centroamérica los obliga a huir a Estados Unidos”, apuntó Figueroa.

Cadereyta: impune desaparición y muerte de  migrantes hondureños

 Vanguardia Digital

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