Estimado lector, un gusto encontrarnos en este espacio, y le agradezco su puntual asistencia a la cita con Palabras Más, que cumple un año de ser publicada en El Poder de la Palabra, un esfuerzo periodístico e informativo que tiene como objetivo el compromiso con la búsqueda de la verdad, GRACIAS a usted estimado lector por su tiempo, paciencia y acompañarme en estas reflexiones que permiten abrir el dialogo.

 

Entrando en materia, la resaca por la embriaguez electoral sigue siendo grande, pero es momento del análisis, por ejemplo el papel que cumplió el Partido de la Revolución Democrática, izquierda, al aliarse con el Partido Acción Nacional, completamente derecha, no deja buenos dividendos, los del “sol azteca” no deben estar nada contentos, “de lo perdido lo rescatado” dice el dicho y lo entendieron así, colgándose del blanquiazul, que les dio respiración de boca a boca, prácticamente resucitación.

 

Ahora el PRD está prácticamente arrodillado, es el gran perdedor por el canibalismo de sus grupos internos y sus pugnas por el hueso, solo no ganó absolutamente nada,    ningún militante perredista ganó una gubernatura, en cambio entregaron Oaxaca y se refrenda que en la Ciudad de México han dejado de ser y por mucho el partido hegemónico, ya no aguantamos las acciones del Jefe de Gobierno y su administración de ocurrencias, también debe restarse, aun cuando sólo era membrete, que eran parte de los gobiernos aliancistas en Sinaloa y Puebla, que ahora gobernarán el PRI y el PAN.

 

Entonces no hay mucho de que alegrarse, los síntomas muestran a un partido enfermo y degenerándose más, la noche del domingo, mientras los líderes del PAN y del PRI confirmaban triunfos, Agustín Basave dio una triste rueda de prensa sin responder preguntas de reporteros, destacó que lo relevante en la jornada electoral era “que seguía vivo” y que “sigue dando pelea”, discurso perdedor.

 

Agustín Basave debe dar una señal contundente de que las cosas van a cambiar o que van a continuar igual, si continua el romance entre el PRD y el PAN, entonces dará la señal de que no hará cambios profundos y le convendrá ir al 2018 como “segundón”, eso sí, quien tomará la decisión del abanderado serán los azules, y Mancera se quedara vestido y alborotado, para estar en su contexto, “tocando el pito”.

 

O buscar hacia la otra izquierda, esa que ya los rebasó y que representa el origen de MORENA, que no hace mucho eran uno y lo mismo donde decidía el tabasqueño, y que según los números de la pasada elección, aunque parece que no ganó mucho, la carta fuerte para el 2018 es la imagen de Andrés Manuel López Obrador, y su partido entonces cobrará protagonismo, ese que les arrebato con la separación y que no han podido, y como van las cosas no podrán recuperar. 

 

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