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México se ha convertido en los últimos años en paraíso del tráfico sexual con redes que operan desde la frontera la frontera sur, aeropuertos  y que llevan a las víctimas lo mismo a trabajar en antros disfrazados de loncherías en Chiapas, que a las decenas de corredores de prostitución en el DF o tables dances en todo el país e incluso en Estados Unidos.

 

En este contexto en México se aprobó y se encuentra vigente desde 2012 la Ley General contra la Trata de Personas, que busca combatir este delito, establecer tipos penales, combatir a las bandas dedicadas al mismo, así como proteger y reparar el daño a las víctimas.

 

Sin embargo, en estos tres años de vigencia son pocos o nulos los avances. Vemos intactos los corredores del tráfico sexual en el Distrito Federal, lo mismo en la zona de la Merced que en Calzada de Tlalpan, repletos de mujeres que ofrecen sus servicios a cualquier hora del día, sin investigaciones o trabajo de las autoridades para conocer si esa actividad la realizan bajo la presión o control de bandas de tratantes.

 

De vez en cuando aparecen notas en diarios que destacan la detención de bandas dedicadas al tráfico o explotación sexual de mujeres e incluso de menores, con fotografías que exponen a los presuntos delincuentes, quienes son exhibidos y linchados mediáticamente.

 

Cristóbal Sánchez, que es defensor de los derechos humanos, del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana, comentó que en muchos de estos operativos para detener a redes de tratantes de personas son más bien “un escenario de un sistema de impartición de justicia putrefacto donde las víctimas resultan ser las victimarias”.

 

 Reveló que tanto en el Distrito Federal como en Chiapas, así como otros estados, se está dando un combate que busca más las estadísticas de operativos,  número de procesos, personas rescatadas,  que en muchos casos llevan a detener a las propias víctimas de la trata de personas y presentarlos como victimarios o se les obliga a denunciar a personas inocentes de ser parte de esas redes.

 

“En la actualidad el flujo migratorio por la frontera sur es de aproximadamente es de 800 mil personas al año de las cuales un 25 por ciento de ellas son mujeres. Es decir, estamos hablando de 200 mil mujeres y menores que transitan por la frontera sur y que son sumamente vulnerables”, apuntó el especialista.

 

Sánchez, quien en los últimos años ha representado legalmente a 23 mujeres centroamericanas acusadas del delito de trata en la ciudad de Tapachula, Chiapas, destaca que esa cifra es la cuarta parte de la población  femenil del Reclusorio 4 de esa ciudad. De ese  porcentaje  el 50 por ciento son hondureñas, el 17 por ciento salvadoreñas y el 5 por ciento guatemaltecas. Estamos hablando de casi un 70 por ciento de esta población de centroamericanos, inculpadas por el delito de trata.

 

“Todas ellas fueron detenidas en su lugar de trabajo y acusadas sin pruebas” y el 60 por ciento de ellas tienen sentencias que van de 6 años hasta 27 años.

 

Tiene como rasgo común que  en Chiapas fueron captadas para ser explotadas, aunque algunas sólo reconocen que hacen labores para las que no fueron contratadas en botaneros, cantinas, prostíbulos y lupanares de la frontera sur de México.

 

Los operativos violentos y arbitrarios en los cuales se amenazó y torturó a las víctimas para que firmaran sus declaraciones, así como el proceso penal plagado de violaciones y la absolución de diez casos por falta de pruebas, dan cuenta de dicha situación.

 

Fernanda Ezeta, investigadora y consultora en el tema del combate a la trata de personas, refirió  que en el caso del Distrito Federal en los últimos meses se han realizado 130 operativos en tables dances, casas de masajes, spas y en las calles, pero todos sin un procedimiento y con operativos donde se agrede a las propias víctimas de estos delitos.

 

Expuso que los ministerios públicos y agentes de la Procuraduría General de Justicia del DF separan a la población ahí en tres grupos: las bailarinas, todas son víctimas de trata de entrada, a menos que haga una investigación que refiera que no, pero todas las bailarinas de entrada se clasifican como víctimas. Los empleados y las empleadas, desde el anunciante ahí en el table, las señoras del baño, todos son presuntos responsables. Y los clientes que son testigos, posibles testigos.

 

Se detiene a los presuntos responsables, muchos de ellos la señora que trabaja limpiando los baños o a los meseros que son acusados del delito de trata de personas. “A las bailarinas,  pues las que alcanzan a vestirse, o les dan chance de vestirse, les toman sus identificaciones y las llevan en calidad de víctimas a la Procuraduría”.

 

La especialista dijo que la libertad de las bailarinas está condicionada a la firma de declaraciones prefabricadas. Muchas de ellas no reconocen las declaraciones que tienen enfrente. Las declaraciones están inculpando a sus compañeros de trabajo. Si se niegan a firmar, entonces se van en calidad de detenidas a Santa Martha. Cambian su condición de víctima a presunto responsable por no firmar.

 

La atención médica y psicológica que también siempre hablan en la Procuraduría es la observación ordinaria. Es decir: “Señorita, desvístase y dese tres vueltas para ver si usted no tiene moretones”, ¿no?

 

Estos son los operativos que realiza el gobierno de Miguel Ángel Mancera para combatir la trata de personas. Las bailarinas o sexoservidoras se van a su casa y se les pierde el rastro. “Esa es la atención a las víctimas rescatadas, repito, más de 600 se están contabilizando en el Distrito Federal”, agregó Fernanda Ezeta.

 

Los dueños de los tables dance o quienes controlan el comercio sexual en el DF nunca aparecen o son detenidos. A los trabajadores de esos antros se les exhibe, a todos se les toma una fotografía que se publica en los medios y en la página de la Procuraduría del Distrito Federal antes de ser procesados, situación que ha tenido un grave problema familiar de desintegración, de bullying, de deserción escolar, están exhibiéndote a sus padres sin haber sido declarados culpables todavía.

 

 

 

De victima a victimaria: las mentiras de combate a la trata de personas en México

 

 Vanguardia Digital

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