Divas… rebeldes
Por Glen Rodrigo Magaña
Tres célebres representantes femeninas del séptimo arte para celebrar estas fechas conmemorativas de la mujer. La primera diva es una destacada actriz, catalogada como la novena mejor en toda la historia del cine, una “femme fatale” que revolucionó la imagen de la mujer hogareña, para proyectar a la fémina empoderada, seductora y hasta con un cierto toque masculino. Continuaremos con una reconocida guionista que adaptara las líneas del cine silente al sonoro, ganadora de dos Premios Óscar y quien aportó cerca de doscientos guiones en toda su carrera profesional. Cerramos este artículo con una cineasta francesa muy controvertida, atacada cruelmente por la crítica machista y que en su discurso fílmico proyecta temas como la filosofía del sexo, sangre, algunos toques de histeria y la competitividad entre hermanos.
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Ellas, las que viajan en transporte público mientras se arreglan para llegar a tiempo a sus labores, entregan su genialidad y esfuerzo sin pretensiones, solucionan el caos con su enigmático sentido del orden, terapeutas natas en materia de emociones, patrocinadoras de logros, amigas incondicionales, seductoras de la fidelidad, agricultoras del amor, seres milagrosos, y que al final, siempre tendrán esa mirada, ese abrazo o esa caricia que reconforta.
En el lente de la cinematografía, resuelven esa parte de la ecuación fílmica que nos atrae, enternece, brinda reflexión y proyectan su belleza en todo sentido, ya sean actrices, guionistas o cineastas; en este artículo, conoceremos a aquellas damas rebeldes, revolucionarias y que han roto estereotipos en el séptimo arte.
Marlene Dietrich… una subversiva “femme fatale”
El mito hollywoodense, catalogada como la novena mejor actriz en la historia cinematográfica, nació en la pequeña localidad berlinés de Schöneber un 27 de diciembre de 1901, su padre era teniente de policía alemán, quien falleció cuando ella contaba con tan solo seis años de edad, esto ocasionó que su madre encontrara una nueva imagen paterna para sus pequeñas hijas Elisabeth y Marie Magdelene.
Elisabeth era un año mayor que Marie, su padrastro era un aristócrata y militar teutón, quien también fallecería a causa de las severas heridas ocasionadas en la Gran Guerra, allá por 1918.
Las jovencitas Dietrich crecieron en un entorno familiar estricto, tanto por la formación paternal, como por la influencia materna perteneciente a la clase media acomodada, situación que marcaría a Marie Magdelene tiempo después, al priorizar ante todo su imagen.
Respecto al alias de Marlene, ella misma se autodenominó así, al fusionar sus dos nombres en uno, cuando tenía once años de edad.
El primer amor artístico de esta diva fue la música, ya era una entregada intérprete de violín en su adolescencia, mezclado con el canto, la poesía y el teatro. Rechazada por el productor escénico y director fílmico Max Reinhardt para ingresar a su escuela, Marlene lucho por un puesto en su compañía, logrando debutar como corista dentro de una obra teatral de cabaret a inicios de los años veinte y participó en una orquesta que musicalizaba rollos silentes.
Colaboró en varias cintas mudas como extra, hasta que en 1923 consigue su primer papel de reparto como la joven doncella Kathrin, en la comedia silente histórica de Der kleine Napoleon, del director de cine y guionista alemán Georg Jacoby, basada en la vida y aventuras amorosas de Jérôme Bonaparte -hermano menor de Napoleón-. También en aquel año, conoció a su único marido, Rudolf Sieber, quien era gerente de grabación de la película Der Mensch am Wege (1923), donde Marlene obtuvo un papel secundario como la hija de un comerciante.
Rudolf Sieber y la Dietrich se casaron en mayo de 1923, para diciembre de 1924 tuvieron a su única hija María Elisabeth, su matrimonio lo mantuvieron abierto, se separaron pero nunca se divorciaron, manteniéndose como buenos amigos hasta la muerte de Sieber el 24 de junio de 1976.
Montajes escénicos, revistas musicales y llamados fílmicos en otras 16 cintas formaron parte del desarrollo profesional de esta aún novel actriz en los años veinte, su primer éxito llegaría en 1930 de la mano del director norteamericano de origen austriaco Josef von Sternberg, a quien se le atribuye crear y descubrir al ícono sexual cinematográfico, la “femme fatale”, el mito hollywoodense, la diva Marlene Dietrich dentro de la joya del séptimo arte de la República de Weimar: Der blaue Engel, conocida en español como El pájaro azul.
La primera gloria en la pantalla grande de la Dietrich, Der blaue Engel (1930), también fue el inaugural rollo sonoro en Europa, donde la cabaretera Lola-Lola (Marlene Dietrich), destruiría al respetado profesor Enmanuel Rath (Emil Jannings) con sus delirantes juegos de seducción, así como su sugestiva vestimenta, que para aquellos años… “No era apropiado para el cine comercial, que una dama portara prendas tan eróticas”.
Excitante, vanidosa, fría y caprichosa, esta nueva estrella del cine, comienza su carrera en Hollywood con el rollo Marruecos (1930), al lado del galán de la Paramount Pictures Gary Cooper como el legionario francés Tom Brown, enamorado de la artista mundana Amy Jolly (Dietrich), quien vestida con un frac durante su actuación, besa acaloradamente a otra mujer y acaba arrojando con cierto desdén insinuante una flor al legionario galo, logrando así su única nominación a “Mejor Actriz” dentro de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, estatuilla que perdiera ante Marie Dressler por la cinta Min and Bill de George W. Hill.
Josef von Sternberg dirigió Marruecos (1930) y otros cinco rollos más con la joven “femme fatale”, pero no todo fue miel sobre hojuelas, ya que Sternberg complacía tanto en sueldos exagerados, así como repeticiones de secuencias a voluntad de la vanidad de Dietrich, quien en su altivez, aprendió a hablar un perfecto inglés de forma sorprendente, decidió quitarse todas sus tercer molares para darle mayor sincronía a su rostro, se convirtió en una experta cosmetóloga, utilizaba ropas de altos y atrevidos diseñadores, así como vivir para agradarle a su principal dueño… el espejo.
En esos años treinta, posicionó su imagen de cruel seductora, filmes como El Expreso de Shangai (1932) o el “prohibido” drama ibérico El Diablo era mujer (1935), la colocaron entre las principales “vamp”, solo comparada con la Garbo, con quien competía en la gran pantalla de aquellos tiempos. Aunque también sufrió baches artísticos, tanto, que la crítica la catalogó “Veneno de taquilla” por la inconclusa cinta I Loved a Soldier (1936) y El jardín de Alá (1936), pero recuperó a su público cuando se negó a participar en películas para el III Reich, expresando su repudio hacia los nazis y solicitando su ciudadanía estadounidense, la cual obtuvo en 1939.
En la Segunda Guerra Mundial, en nombre de la dignidad humanitaria y como alemana-estadounidense, apoyó a que hermanos judíos llegaran a los Estados Unidos ante la aniquilación Nazi, participó en la recaudación de bonos de guerra, realizó presentaciones, así como espectáculos para alentar a las tropas en Francia y Alemania. Incluso fue galardonada con la Medalla Israelí al Valor, otorgado al primer alemán y primera mujer en la historia.
Después de esos oscuros tiempos bélicos, se enteró que su hermana aceptaba a soldados nazistas en un cinema donde Elisabeth era dueña en Alemania, esto produjo que Marlene la negara por siempre, a tal grado que declaró a la prensa que nunca tuvo una hermana.
En los años cuarenta, cincuenta y sesenta, su atractivo físico disminuía ante las nuevas rubias de Hollywood, pero su importancia como primera actriz aumento al ser solicitada por los principales cineastas de este periodo como Alfred Hitchcock en el rollo Pánico en escena (1950), Sed de mal (1958) de su admirado Orson Wells o la dramática cinta Vencedores o vencidos (1961) de Stanley Kramer, donde Dietrich canta su famoso tema “Lili Marlen”.
Además, grabó varios álbumes para importantes sellos como Deca, EMI y Columbia, y sorprendió al público escénico con el musical Broadway an evening whit Marlene Dietrich, que le diera un Premio Tony en 1968 y donde presumiera una silueta envidiable para sus 67 años de edad.
Respecto a sus romances, la mayoría de los galanes hollywoodenses caían rendidos ante sus encantos, desde James Stwart o Gary Cooper; el mismo director Josef von Sternberg; cantantes como Frank Sinatra o el músico Burt Bacharach; el mujeriego político John F. Kennedy; hasta el militar francés Jean Gabín, a quien se cree “que se acerca” en ser el gran amor de esta diva, ya que el hecho es que Dietrich solo estaba enamorada de una simulación… su propia imagen.
La bisexualidad era otro de los secretos de la “Femme fatale” alemana, ya que se rumoran sus amoríos con la poeta Mercedes de Acosta, así como algunas otras travesuras con la célebre Edith Piaf o con su contrincante actoral Greta Garbo.
Superó el cáncer en 1965, pero dos accidentes la obligaron a retirarse de los escenarios en los años setenta, aún en su condición grabó Just A Gigolo o Gigoló (1979) y en 1984, el cineasta Maximilian Schell logró que grabase su voz para un documental biográfico de su vida, titulado Marlene.
El ocaso del mito hollywoodense ocurrió con su aislamiento, no salía de su casa en París, ni permitía visitas, inclusive de su propia hija María, la razón era que su vanidad no se lo permitía, Dietrich jamás dejaría ser vista como una artista olvidada y vieja, realizaba costosas llamadas telefónicas a presidentes, políticos o celebridades, hasta que la muerte la alcanzó un 6 de mayo de 1992, contaba con noventa años y cuentan sobre su última frase declarada a un amigo cercano, le dijo: “Lo quisimos todo y lo conseguimos… ¿no es verdad?”.
Frances Marion… la guionista que dio voz a Hollywood
El 18 de noviembre 1988, nació en la californiana ciudad de San Francisco la célebre guionista Frances Marion, la segunda de tres hijos del matrimonio Benson Owens, fue una niña un tanto contestataria, al tal grado, que fue expulsada de la escuela a los 12 años por dibujar a uno de sus maestros de una forma despectiva.
En fin, ella tenía el talento para la ilustración, lo que la condujo a la Escuela de artes de su ciudad natal, uno de sus primeros empleos fue con el fotógrafo y cartelista Arnold Genthe y luego fue contratada como artista comercial para la Western Pacific Railroads.
Los cortejos entintados comenzaron siendo reportera del San Francisco Examiner, hasta que en 1914 sirviera como redactora, asistente de dirección y actriz de una de las pioneras cinematográficas, la gran Lois Weber. Existen algunas versiones que el primer guion realizado para esta cineasta, lo quemó ante la reprobación de Weber a su trabajo.
También en esta época conoció a su gran amiga Mary Pickford, a quien le escribió varios de sus guiones, como: A Girl of Yesterday (1915), The Poor Little Rich Gir (1917), la adaptación Pollyanna (1920) o Secrets (1933).
Además, Frances destacó por filmar el papel de la mujer desde los territorios bélicos de la Primera Guerra Mundial, sus entrevistas a la revista Photoplay y otros interesantes datos que aparecen en las memorias de Marion: ¡Off With Their Heads!.
Participó activamente como guionista desde los filmes silentes de la United Artists, la transición al sonido con la Metro Goldwyn Mayer, le dio voz a Greta Garbo en el filme Anna Christie (1930), además de realizar guiones para otras grandes divas como Marlene Dietrich, Marie Dressler o Marion Davies, respetada por el gremio de escritores fílmicos norteamericanos por su libro educativo para guionistas How to Write and Sell Film Stories (1937) y galardonada con dos Premios Óscar por las cintas The Big House (1930) y The Champ (1931).
El primer rollo que dirigió fue Just Around the Corner (1921), pero siempre mantuvo su pasión por la letra, se casó en cuatro ocasiones, pero su tercer esposo Fred Thomson fue el amor de su vida, quien la dejara viuda con sus dos hijos en 1928, y con quien permaneció casada por once años.
En 1946 abandona la MGM con el filme The hoodlum saint, para dedicarse a escribir novelas y obras de teatro, a pesar de ser una de las guionistas mejor pagadas de Hollywood. El último trabajo de Marion como guionista fue The Clown (1953).
Frances Marion falleció el 12 de mayo de 1973, dejó casi doscientos guiones producidos, tres como directora, otros tres como actriz y dos como productora, desde el cine mudo, los primeros rollos sonoros, la era dorada de Hollywood y hasta la llegada del color fílmico, brindando toda una escuela dentro del “screenplay”.
Catherine Breillat… una cineasta muy franca
Trata de buscar algún título de esta maestra del cine de autor en las principales plataformas digitales de filmes y sabrás que tan censurado ha sido su trabajo, franca y mucho, tanto por su nacionalidad francesa como por su trabajo como cineasta.
Catherine Breillat, nativa de la gala Bressuire de Deux-Sévres, desde muy pequeña supo que su camino era el cine, esto se lo debemos al célebre director sueco Ingmar Bergman con su rollo Gycklarnas afton (1953).
Resulta que con solo 17 años, Briellat ya había escrito su primera novela: L'Homme facile (1968), prohibida para menores de 18 años por el gobierno de su país, cuando ella aún formaba parte de este rango de edad y estudiaba actuación con su hermana Marie-Héléne en París
Así inicia su historia, y hablando de la “Ciudad de la luz”, ella alimentaría su creatividad al conseguir su primer papel como actriz en una breve aparición de El último tango en París (1972) de Bernardo Bertolucci.
El despertar sexual de una niña de 14 años, escrito y dirigido por la misma Breillat, fue su ópera prima titulado Une vraie jeune fille (1976); bajo la misma temática, en 1988 la Lolita de los noventas sería proyectada en el rollo 36 fillette; pero su primer éxito, tardaría casi una veintena de años en rodarse, Romance (1999), dividió las opiniones de los críticos de la lente, algunos la catalogaron como pornográfica al incluir a Rocco Siffredi, un actor de esta industria, como uno de los protagonistas, otros pidieron que la censuraran por su alto contenido obsceno y por dejar la imagen del hombre casi nulificada, pero resulta que a la mayoría de las mujeres les pareció bastante aceptable, esto gracias a su concepto de sexo femenil, el deseo y vencer los tabúes.
En el 2004 estrenaría otra controversial película: Anatomia de I´enfer, basada en su novela de 2001 Pornocratie, que según Breillat, la considera una secuela de Romance (1999) y que narra la historia de una mujer abatida que paga a un hombre gay, y que en conjunto, llegarán a la comprensión de cómo los sexos se ven entre sí. También en ese año, la novelista y directora fílmica gala, sufrió un derrame cerebral, que afecto por algún tiempo su actividad profesional, ferozmente, contra todo pronóstico médico, se levantó en medio de la adversidad y presentó en la selección oficial del Festival de Cannes de 2007 su rollo Une vieille maîtresse.
Después de ser estafada por Christophe Rocancourt en 2007, Breillant escribe Abus de faiblesse (2009), que llevó a la pantalla grande en el 2014 y a la espera de que la profesora del European Graduate School nos proyecte en un futuro cercano.
Estimados homoespacioeros, les comparto los tradicionales enlaces para que descubran más de estas tres rebeldes divas:
-Marlene (2000) -película biográfica de Marlene Dietrich en español-.
-Marlene Dietrich – Documental en español-.
-Frances Marion –mini biografía en inglés-.