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Con Luis Carlos Rodíguez González
Periodista y Editor General del diario digital The Éxodo
El Payasito Migrante desafía México, roba sonrisas y busca el sueño americano
El éxodo de 400 mil migrantes centroamericanos que cruzan anualmente por México y que desafían lo mismo a los retenes migratorios, que el acoso policiaco y al crimen organizado, disfrazó un poco la tragedia humanitaria con una cara pintada de blanco, una redonda nariz roja, una gran sonrisa, playera a rayas, pantalón negro, tirantes rojos y unos grandes zapatos, amarillos y rojos.
Es el guatemalteco, Joel Hernández Santos, de 24 años, quien dejó hace semanas nación y familia para buscar el llamado “sueño americano”, sólo que a diferencia de los miles que pasan por México lo hizo vestido de payaso, un poco para financiar la travesía, para hacer sonreír a otros migrantes, camuflajearse y tal vez para generar un poco de benevolencia a las autoridades migratorias mexicanas.
“Los he visto en bicicleta, en moto, disfrazados de campesinos con todo y machete para pasar desapercibidos, pero es la primera vez que veo a un payaso que además es muy visible y, por lo mismo, una víctima fácil de la persecución si se dan cuenta que es migrante”, comentó Rubén Figueroa, activista y vocero del Movimiento Migrante Mesoamericano.
Sin embargo, lamentó que México se ha convertido en una “maquinaria" de deportación de los Estados Unidos. “Cientos de migrantes son cazados y deportados diariamente desde suelo mexicano a sus países de origen, evitando así que los centroamericanos logren llegar a la frontera con Estados Unidos. Se calcula que México expulsa cada semana a 2,00O migrantes centroamericanos”.
Joel se hace llamar “Payasito Nochi” y abandonó Guatemala con la promesa a su madre, quien está enferma de diabetes y corre el riesgo de que le amputen una pierna o pierda la vista, de llegar a Estados Unidos para conseguir trabajo y enviarle dinero para su tratamiento y medicinas.
Como muchos de los miles de migrantes que cruzan por México, no es la primera vez que intenta llegar a Estados Unidos. Hace ocho años apenas cruzaba por el Río Suchiate y cuando piso territorio mexicano fue deportado.
El “Payasito Nochi” trabajaba en la llamada “Sexta Avenida” en Guatemala, pero sólo ganaba para comer y no para atender la enfermedad de su madre. Ahora sueña con trabajar en la “Quinta Avenida” pero en Nueva York o en cualquier ciudad estadunidense que le permita obtener algunos dólares para enviarlos a su progenitora.
El pasado 12 de octubre, el también llamado “Payaso Migrante” llegó al Albergue Chahuites, en Juchitán, Oaxaca, en busca de refugio y comida. Ese mismo día ofreció una función que arrancó sonrisas e hizo por momentos olvidar a decenas de guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y migrantes de otras nacionalidades, el difícil trayecto que tienen enfrente al cruzar por México.
El “Payasito Migrante” confió en que este nuevo periplo tendrá éxito. Busca cruzar todo el país hasta Tijuana. Por delante le quedan 3,475 kilómetros. Algunos en autobuses, otros caminando, perdiéndose en veredas, selvas, bosques y cañadas, para evitar los retenes del Instituto Nacional de Migración, de policías de todos niveles, de militares, pero también de delincuentes.
Joel parte del trayecto lo realiza vestido de payasito y de pueblo en pueblo improvisa funciones y ofrece sus servicios en fiestas infantiles, en los camiones realiza alguna rutina a cambio de unas monedas. En otros tramos sólo se cambia los grandes zapatos por unos viejos tenis. Pero igual que todos los migrantes, aún con el maquillaje, enfrenta con temor el infierno en que se convirtió México para los centroamericanos que caminan hacia el norte.