Estimado lector un gusto saludarlo y encontrarnos en este espacio para la reflexión, la crítica, sobretodo en este inicio de año que queda en la historia moderna con la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, alias el “chaparro”, luego de evadirse de un penal de “altísima seguridad”, a donde regresó, claro ahora con un mega operativo para impedir que se pueda escapar de nueva cuenta y ridiculizar de nueva cuenta a la autoridad.

 

De nada servirá tener al enemigo público número uno, tal como lo comente la detención anterior (léase con sarcasmo), si las investigaciones no le incautan la fortuna, que alcanza los mil millones de dólares, según los últimos datos disponibles,  que proviene de negocios ilícitos. Si no caen otros narcotraficantes, si esto no sucede de nada servirá el jolgorio y frenesí en el que entraron varios servidores públicos y zalameros no tendrá sentido.

 

La bomba luego de la recaptura, estalló tres días después, tras una entrevista concedida a dos actores donde el capo se vanagloria del equipo que posee para el trasiego de la droga: “¡Tengo una flota de submarinos, aviones, camiones y barcos!" menciona Guzmán Loera, de ser cierto es prácticamente imposible que ninguna autoridad tuviera, siquiera una ligera sospecha, por el contrario queda de manifiesto intrínsecamente el brazo y poder corruptor del narco y la moral relajada, quizás justificada por el “plata o plomo”.

 

La opinión pública prefiere que sea enviado a Estados Unidos para ser procesado, se observa una extendida expectativa de que este narcotraficante se volverá a escapar, pero genera opiniones divididas, en parte por la desconfianza que generó su fuga en julio pasado, también la opinión publica calificó como una burla para la administración de Enrique Peña Nieto, ahora la captura de “El Chapo” se tiende a percibir como una expresión de fuerza del gobierno, 42% lo ve así, contra 28% que considera que muestra debilidad y 30% que no sabe.

 

La única manera de justificar y terminar con el “sospechosismo” sobre el caso, es una buena investigación, donde caigan verdaderamente peces gordos involucrados con el narco, de no ser así, será un show que ya conocemos.

 

Entre palabras

 

Hasta El Vaticano llegó la angustia por la situación de inseguridad que se vive en Morelos, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, publicó en el semanario católico Desde la Fe que el asesinato de la alcaldesa de Temixco es una muestra de la violencia que se vive en Morelos,  y muestra de la incapacidad del gobernador Gráco Ramírez, quien le juega al “ni los veo, ni los oigo”.

 

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