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  Por Francisco Lizarazo

Periodista, comunicador social  y  Catedrático

Excusas para no trabajar

 

“Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien”

Groucho Marx

 

Un descendiente de PhileasFoog V, aquel que protagonizó el viaje al mundo en 80 días – sin tener que pasar por las aduanas aéreas porque jamás lo hubiera conseguido -, ha decidido realizar la misma proeza, pero en tan solo una hora. Pero como una odisea de esta envergadura no puede hacerse vestido de cualquier manera, ha decidido encomendar su nuevo guardarropa a tres diseñadores argentinos cuyos nombres son “Pituco”, “Paquete” y “Coqueto”.

 

Ya comenzamos mal, porque quienes detenten esos nombres no pueden ser tomados en serio para diseñar ninguna prenda de vestir. Sin embargo, estos tres sastres están en Londres y mientras desayunan en un parque se enteran de la buena noticia, para ellos, porque para el cliente no lo será.

 

Conocer lo que son sus creaciones para este importante caballero británico es importante y para ellos organizan un pequeño showroom o sala de exposición donde muestran diseños de estilo brasilero, español, medieval, egipcio, sin olvidar el clásico vestido de novia, aunque dudamos que a PhileasFoog V le interese esta pieza, pero uno nunca sabe.

 

Pero nuestros modistos argentinos son más que simples creadores de moda, ya que lo de ellos es dejar volar su imaginación y serán capaces de crear historias, o destrozar historias clásicas, con tal de no trabajar, o hacerlo a su propio ritmo, que es casi lo mismo.

 

“Pituco”, “Paquete” y “Coqueto” son los protagonistas de la obra Desastres que el grupo Cirulaxia Teatro, provenientes de Córdoba,  presentó en Jujuy en la Hilandería Teatro, dentro del Festival Escenas al Norte, que forma parte del 10° Circuito Nacional de Teatro “Hacia el Bicentenario de la Independencia”.

 

Los actores Gastón Mori, Carlos Possentini y Víctor Acosta dan vida a estos personajes/clown-sastres que harán pasear al espectador por situaciones de humor en un viaje internacional, que desde Londres nos hará recorrer historias de Alemania, Italia, Oriente y América creando situaciones que recuerdan las películas de los hermanos Marx, con gags de comedia física y textos de dos y triple sentido. 

 

Los personajes creados para esta obra guardan ciertos parecidos con Groucho, Chico y Harpo, tres de los cinco hermanos que integraron en diversos momentos las locuras de los hermanos Marx. Un homenaje a este tipo de humor que despierta recuerdos y alegría en quienes conocieron de estos actores estadounidenses que crearon un estilo personal a la hora de entretener.

 

La dirección de Elena Cerrada hace que la pieza sea un constante ir y venir de acciones, muchas de ellas físicas y que requieren flexibilidad de parte de los actores, quienes -además – en más de un momento deben improvisar, como en el cuento de la caperucita alemana, cuando uno de ellos abandona la escena para mezclarse entre el público y llevarse un bolso, cuyo contenido terminó formando parte de la situación que se desarrollaba ante la audiencia. La escenografía no podía ser más sencilla: tres sillas. Lo otro son algunos elementos de utilería y mucha imaginación, que esto último sobra a montones.

 

Se ve que existe química entre Mori, Possentini y Acosta, lo que también juega en contra de la pieza, porque las historias que forman parte de las excusas para no terminar el vestuario para el millonario son tan largas que el espectador pierde la idea central, aunque tal vez esa sea la intención, pero una revisión del “tempo” de cada anécdota no estaría sobrando.

 

Como el lector se imaginará, todos estos juegos concluirán cuando se den cuenta que pasó la hora y ya el cliente completó – o así esperamos – su travesía de recorrer el mundo en una hora, sin que ellos hayan cumplido el cometido para el cual fueron contratados, lo que al final ni importa, o ¿sí?

 

La última parte de la obra transcurre en los sueños de los tres clown-sastres por un mundo más “alineado”, más horizontal, que se pueda recorrer en un auto que no haga giros, que siempre vaya recto y eso causó “ruido” en algunos espectadores, que salieron de la función pensando que en el fondo había un mensaje político en esta parte de la obra, que rompía con el resto de la pieza.

 

Desastres es una obra clown que ofrece un gran atractivo para los adultos, porque se pueden relajar, recordar cuando eran chicos, disfrutando de un espectáculo que es un carnaval visual con textos coherentes y situaciones graciosas, sin llegar a lo escatológico, pecado en el que caen algunos mimos que actúan para mayores.

 

Que un grupo haga un “guiño” a referentes del humor como los hermanos Marx, aunque desconozco si esa era la intención,  es una manera de hacer un homenaje a quienes ya no están con nosotros pero deben seguir presentes, no olvidemos que nadie está muerto si sigue en el recuerdo y en la mente de las personas, lo que ya es un motivo de agradecimiento para el grupo Cirulaxia Teatro. Esa es mi Visión Particular, o como diría el propio Groucho Marx ¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?

 

Francisco Lizarazo

 

@visionesp

 

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