Fado… lamentos en el alma
Por Glen Rodrigo Magaña.
Arrabalero género musical que reclama el regreso de quien nunca volverá, como inspiración el mar y sus sonidos de angustia se acompañan con los dulces rasgueos de la guitarra portuguesa. En sus letras, un poema, ese que refleja la impotencia, la frustración; esa desesperación por un amor, el abandono del omnipotente por su pueblo, hijos desamparados, simplemente la saudade. La melancólica lírica de Portugal contagia a Homo Espacios para embarcarnos por sus orígenes, historia, principales intérpretes y su presencia en distintos rincones del mundo. Así que busquemos con imperante deseo el destino…el de los lamentos del alma.
Estremecedor, dulce y triste, el fado captura el sentimiento en el instante que el primer acorde de la guitarra brinda su particular sonido; esas cuerdas que sacuden con clemencia al interno e invaden poco a poco el lenguaje de lo intangible. Dialecto emotivo que de forma natural hace que los ojos se humedezcan, algo así como un cierto gozo en la pérdida o algún gusto por los senderos del dolor. Muchos argumentarán que esto es dañino, pero en realidad es algo humano. Cuantas veces dentro de la ausencia de ese amor, el sabor del licor toma un rico y obsesivo aroma que despierta el deseo de estar solos, encontrarnos con la intimidad de cuatro paredes que curen el recuerdo, el adiós, ahogado en sentimiento… ¡Lágrimas del corazón! así es como se canta este apasionado estilo melódico y son pocos a los que se les brinda el título de fadistas. Se dice que muchos pueden cantar algún fado, pero es muy reducido el número de aquellos que logran entonar este desgarrador estilo musical, “sin zapatos”; ahí donde nace lo auténtico, entre los barrios pobres en economía pero magnates de lo significativo, dueños de las cosas que tienen aliento.
Lisboa es la casa de estos dolores sonoros. Las versiones de sus orígenes son variadas: desde descendencias árabes, influencia de esclavos brasileños, hasta asonancias españolas. En su historia han existido dos estilos oriundos para interpretarlo, sus expositores en esencia guitarristas y cantantes, la fusión rítmica con otras partes del mundo se ha mezclado en exquisitos ecos, así como la semejanza sentimental con el tango y el flamenco que es muy estrecha, así lo es también su herencia en tierras cariocas que han permitido algo de desarrollo en el nuevo continente.
Además, en esta intrínseca entrega melódica, nos adentraremos en el intenso esfuerzo de la única fadista que ha desarrollado el género en nuestra nación, y cómo su trabajo desde hace más de diez años, ha contado con un gran esfuerzo para que estos sonidos del alma perduren en México.
Esa canción de la saudade…
Las primicias del fado cuyo nombre proviene del latín “fatum” y significa “destino”, se encuentra lleno de versiones sobre sus inaugurales notas. Algunos especialistas e historiadores afirman que sus influencias nacen en la edad media, hace aproximadamente setecientos años en la época cuando los árabes colonizaron Portugal. Tal creencia es por los cánticos moros que se caracteriza por sus desconsoladas querellas en su interpretación, muy parecido a la forma de entonar este taxativo género. Otros dicen que el moro-español “Al Guitar” -inventor de la guitarra morisca- influyó en los umbrales de esta lírica portuguesa. Para el pueblo lusitano, la saudade cantada es porque las nereidas de los nautas canturreaban como si fuera plegaria: el deseo de que sus hombres regresaran con vida del Mediterráneo. Otros mencionan que el fado llegó a través del lundum -acústicas de los esclavos cariocas- ingresado por marineros en el siglo XIX.
El inicio que con toda certidumbre se puede afirmar es que el melancólico género luso suena a mediados del siglo XIX entre las calles, entre aromas con musas de arrabal, en la dolencia del pueblo y sus sitios con autenticidad, con reconcomio, esos destinos que sólo el corazón sabe apreciar su innumerable nobleza, las “casas de fado” que aún subsisten en tierras europeas. Es importante señalar que esta íntima lírica produce la “saudade” o un estado de soledad, que provoca que la interpretación y la apreciación sea algo más que personal… algo profundo, sin poses, solamente el “yo” que adolece. Así que no es tan fácil transmitir la mística del fado en una grabación, éste se alimenta del instante, del momento que se está viviendo.
Los primeros registros sonoros son de 1910, pero en 1936 se realiza una serie de álbumes Arquivos do Fado o los Archivos del Fado, en el que participan algunos pioneros de esta melódica como Madalena de Melo, María Silva y Celestina Luisa.
Existe un novelesco relato mítico del Conde de Vimioso y Maria Severa Onofriana, una agraciada prostituta con una voz igual de celeste como su exacta figura, la cual enamoró al aristócrata bohemio entonando un fado. Esto dio origen a muchos afinados poemas, novelas literarias, puestas en escena y rollos fílmicos, como el texto de 1901 A. Severa de Julio Dantas, que se convirtiera en la primera película sonora portuguesa en 1931 dirigida por Leitão de Barros.
Estranha forma de vida…
La existencia, el destino, el deseo, es lo que esta estranha forma de vida ha prevalecido en los sonidos de Portugal. A inicios del siglo XX, el fado empezó a conocerse en escenarios de teatro, que en la década de los cincuenta se le diera el nombre de Teatro de Revista, estilo escénico tradicional de Lisboa. En la década de 1920, la poesía se popularizó entre los lusitanos con autores como Henrique Rego, Gabriel de Oliveira y Linhares Barbosa con un fuerte acercamiento al fado.
Entre 1925 y 1935, Rádio Luso se convierte en la estación del fado, pero el golpe militar del 28 de mayo de 1926 creó un ambiente de represión dentro de la música, los espectáculos, las publicaciones en diferentes medios de comunicación y la sociedad pasaba por años complicados. El público amante de esta música se reunía en “casas de fado”, ubicadas en los barrios de Lisboa, principalmente en Bairro Alto, para secretamente gozar de estos sensibles cantos.
En 1957 la Radio Televisão Portuguesa fue inaugurada y transmitió a nivel nacional en la década de los setenta, lo que ayudó a que los artistas fueran conocidos en su país. En esos tiempos la Revolución de abril de 1974, se convirtió en el Estado democrático de Portugal y el fado pudo participar en el mercado internacional. Para 1990, el género se consolida en el mundo de la música y nuevas generaciones de fadistas se dan a conocer y, en noviembre del 2011, la UNESCO brindó el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a esta música popular portuguesa.
Entre las variantes de esta lírica, los principales son: el fado de Lisboa, el de las "casas de fado", interpretado por hombres y mujeres donde la tristeza, así como la daga del dolor están presentes en sus melodías, aunque también se maneja en algunos temas la ironía, pero siempre con el dramatismo en la voz del cantante y la conmoción de la guitarra portuguesa. El otro estilo es el Coimbra Fado, ejecutado por estudiantes de la Universidad de Coimbra y es meramente interpretado por varones, ya sean cantores o músicos, quienes portan por lo regular un traje académico que consta de una túnica oscura, capa y polainas. El derroche melódico es nocturnal en las plazuelas o balcones de ese ser que solo es merecedor del sentimiento hecho canción… El fado de Coimbra más destacado es "Coimbra é uma canção" o "Coimbra es una canción".
Fadistas… Oh gente da minha terra
Así que la más grande intérprete a nivel mundial de este género musical, nació entre las localidades más marginadas de Lisboa, en el barrio de Beira Baixa, el 23 de julio de 1920. Así es, "La Reina del Fado", Amalia Rodrigues que pertenecía a una familia con nueve hermanos; trabajó como vendedora de fruta y realizó bordados de Isla Madeira. Desde niña mostró una gran voz y debutó en el año 1939 en el Retiro da Severa. Su primera actuación internacional fue en tierras españolas en 1943, en Madrid, aunque también se presentó en Nueva York, París, Buenos Aires, Tokio y Moscú, además cuenta con 32 discografías y un filme. La “Reina” falleció el 6 de octubre de 1999 en su casa lisboeta, que desde el año 2001 es conocida como la “Casa Museo de Amália Rodrigues”.
Carlos Manuel de Ascenção do Carmo, oriundo de Lisboa, nació el 21 de diciembre 1939 y es otro ícono de la canción portuguesa. El fado cantante comenzó su carrera artística en 1963 con el lanzamiento del disco Mario Simoes eo seu Quarteto Apresentando Carlos do Carmo y es considerado como "El Embajador del Fado", ya que jugó un papel decisivo para que el Fado formara parte de la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Otra destacada figura del Fado es también José Afonso, que realizara el afamado álbum Fados de Coimbra en 1956. Afonso murió en 1987, dejando un legado de más de veinte discos y decenas de canciones inmortales.
En la actualidad Marisa dos Reis Nunes es una de las principales representantes de este género musical lusitano, con siete discografías y se consagró como una digna representante de su país al rendir un homenaje a “La reina del fado” cuando falleció Amalia Rodrigues en 1999. Entre las promesas se encuentra Ana Moura, quien con 35 años de edad y seis álbumes es la cantante de fado más joven que existe en Portugal.
Tive um coraçao perdi-o… el fado mexicano
En el mundo, Brasil ha desarrollado un grácil fado, Argentina presume contar con el fado-tango, España coquetea con esta lírica lusitánica ya que el flamenco cuenta con una personalidad musical cercana al fado, pero ¿qué hay de México?
En nuestro país el desarrollo de la música portuguesa es reciente. Aproximadamente de hace diez años para acá, han existido participaciones como el tema "Foi na travessa da Palha" compuesto en 1958 por Gabriel de Oliveira y Frederico de Brito, e interpretado por Lila Downs en el 2007. Existen algún fado cantado por Eugenia León, pero solamente tenemos una fadista mexicana: Marcela Ortiz.
Marcela, aunque nació en La Jolla, California, Estados Unidos, se considera orgullosamente más mexicana. Comenzó a cantar a los ocho años y sus primeros géneros predilectos fueron el jazz, pop, bossa nova y música regional mexicana, pero a los 17 años empieza a escuchar música portuguesa y el fado se vuelve su pasión. En el año 2003 crea el primer conjunto mexicano de fado, Poética Saudade Fado Belém (PSFB) y del año 2009 a la fecha se desempeña como solista, interpretando fados escritos por ella, así como autores brasileños y portugueses. Esta talentosa fadista se ha presentado en Portugal, Venezuela y México, además cuenta con cuatro discografías y su último álbum “Canto de nostalgia” retrata ese sentimiento lusitano.
En breve entrevista, Marcela nos comentó sobre los inicios del Fado en México, algo sobre su trayectoria y otras sorpresas:
Sobre el fado en México ¿Cómo nace y se desarrolla?
R. El Fado es la música tradicional portuguesa. Sería un poco lo que el mariachi en México. Llevo haciendo fados tradicionales e inéditos en portugués y español desde el 2003. Se puede decir que soy precursora del género, puesto que se han grabado "covers" de la gran Amália Rodrigues “Diva del Fado” y de otras cantantes, pero dedicada por completo.
¿Entonces tú eres la primera fadista en México?
R. Dedicada al 100%, sin mezclar géneros en el escenario, ni fusionando ritmos, ni utilizando otro tipo de guitarras, dándolo a conocer y escribiéndolo en nuestra lengua puedo decirte que soy la única, pero es importante que sepas que la primera persona que ingresó el género en nuestro país fue la propia Amalia Rodrigues en la década de los cincuenta. Ella volvió famosas aquí canciones como: Abril en Portugal o Lisboa antigua.
Mi estimada Marcela ¿Existe en México alguna asociación o escuela o algo sobre el género?
R. No, no la hay. A mí me han invitado para dar clases, pero no se ha dado. Algunas ocasiones he participado con alguna plática. Lo que sucede es que el Fado -dicen la mayoría en Portugal- no se enseña, se vive, se siente; muchas veces se nace con él. Allá hay algunos lugares que enseñan a tocar la guitarra portuguesa y algunas charlas sobre el género pero nada más. Como tal, como carrera no lo hay. A muchos no les gusta la idea de que se enseñe por lo mismo de que no lo ven como algo que se pueda aprender. También existe otro problema, la poca difusión en grandes medios, pero el esfuerzo a lo largo de estos diez años y la gente que se ha dejado tocar por esta propuesta, así como por estos lazos, es muy reconfortante.
Otra pregunta ¿Existen lugares de Fado en México?
R. Como en Portugal en las llamadas "Tascas" y "Casas de Fado" no existen. Hace mucho tiempo yo cantaba en un restaurante, pero se mezclaban géneros y se fusionaba. Fado puro, no, no hay.
Por lo que me cuentas apreciable Marcela, has sido solo tú quien ha hecho algo por el Fado en México, dime ¿Dónde te podemos escuchar?
R. No tengo un lugar fijo, me presento en algunos festivales y en mi Facebook pueden enterarse de mis presentaciones. Los cd's los consiguen en http://marcelaoa.com en la pestaña de Mi tienda/My shop.
Me despido estimados homoespacieros en esta ocasión, no sin antes comentarles que este melancólico género imprime una riqueza musical, aunque la daga del abandono y la impotencia del adiós se escuchen con… lamentos en el alma.
Les comparto los típicos enlaces de este artículo semanal, para que animen a conocer más acerca de esta melódica:
“Fado Português” Amália Rodrigues.
Amigos, los invitamos a escuchar las cápsulas homoespacieras dentro del programa “La otra frecuencia” en Radiorama 1530 AM, que se transmite todos los miércoles de 20:00 a 21:00 horas.