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Mercadóloga y publicista por profesión, indagadora de la diversidad en las artes por convicción y pertenece al equipo de prensa del Centro Cultural Helénico.

 

 

 

Guardianes de lo que alimenta

 “El cuadro del mundo que se le presenta a la gente no tiene la más mínima relación con la realidad, ya que la verdad sobre cada asunto queda enterrada bajo montañas de mentiras”
 
Noam Chomsky

Libros:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- 11/09/ 2001 ¿Existía alguna alternativa?, RBA, Edición 2011
- Dos horas de lucidez: Ideario del último pensador rebelde del milenio, Península 2003
-Conocimiento y libertad, Península , 2007
-Los guardianes de la libertad, en coautoría con Edward S. Herman,  Grupo Planeta, 2000    

 

¿Realmente los clientes hemos pedido alimentos modificados transgénicamente o con químicos que alteran nuestra salud? Si en las etiquetas de valores nutrimentales dijera: “contiene cocaína y/o cannabis”, seguramente habría incomodidad, quizás abstinencia por la consciencia, reputación e información que conocemos sobre dichas sustancias.

 

Actualmente tenemos una larga lista de químicos dañinos en nuestros consumibles que son aceptadas, por ejemplo: aceites hidrogenados o fraccionados, acesulfame-k, aspartame, bisfenol A,  benzoato de sodio y potasio, cloruro de sodio, clorhidrato, colorantes artificiales, glutamato monosódico, harinas enriquecidas, hidroxitolueno, jarabe de maíz rico en fructuosa, lecitina de soya, maíz, polisorbato 80, sabores artificiales, soya y sucralosa, la lista pudo ser aún más larga y efectivamente es tedioso leerla, pero si buscamos las repercusiones en la salud de cada uno de ellos, seguramente pensaríamos dos veces si comprar o no el producto, porque haciendo la suma de ellos en los diversos alimentos, nuestra ingesta ya no es mínima, por lo tanto, aunque pueden ser aceptadas por lo consejos y asociaciones encargados de verificar las tablas nutrimentales en México, no precisamente son bienvenidas en nuestro organismo. 
 


 

El autor invitado es el polémico estadounidense, Noam Chomsky, lingüista, filósofo y activista, conocido por el análisis constante que realiza acerca del capitalismo contemporáneo y su detracción hacia la globalización, pues sostiene que al globalizar toda la economía, los países fuertes son los que se imponen sobre los países más débiles en un acto de engañosa coercitividad, según lo demuestra la actual experiencia mundial. Así mismo, Chomsky, realiza un escrutinio sobre los medios de comunicación, dejando sobre la mesa interesantes preguntas y también aportando respuestas acerca de su neutralidad y más. Como lingüista, postula la existencia de una “gramática universal”.

 
Para mí, en este tiempo de avasalladora información, tener la oportunidad de consultar a Noam a través de sus textos, es sentir esperanza en  una “política libertaría”, que podrá hacer mella a medida que, como ha citado nuestro invitado,  seamos ciudadanos informados que mantienen una actitud crítica hacia cualquier ideología que pretenda dominarnos.

Vivimos en una sociedad que nos vende ideas, mentiras muy bien maquilladas, en este contexto de alimentación me atrevo a  decir que están envueltas en empaques visualmente atractivos pero al fin, con pocos nutrientes para nuestro cuerpo y con dosis químicas que poco a poco intoxican nuestra biología. Si  bien no pedimos alteraciones en nuestros alimentos, pero de igual forma los consumimos.

 

 

Existe un boom en cuanto a poner atención en lo que comemos y consumimos, contamos con suficientes documentales para estar al tanto, sin embargo, hasta hace un tiempo podíamos ser prácticos y  aplicar la regla “si crece en los árboles o nace de la Tierra, puedes consumirlo sin problema”, actualmente los casi monopolios de empresas trasnacionales de semillas transgénicas y agrotóxicos, también nombrados agroquímicos, pretenden alcanzar nuestras tierras, ellos son: Monsanto, DuPont, Syngenta, Dow, Bayer, Basf, quieren tener la exclusiva de los alimentos ¿han notado que algunas frutas que antes tenían semillas ya no tienen o contienen muy pocas? eso es el triste resultado del maquiavélico plan que hay detrás de cada una de ellas; como un consuelo, en el mes de octubre, cuando se celebra el Día Mundial de la Alimentación, ante La Haya, será realizado un juicio contra Monsanto, porque quizás aún estemos a tiempo de parar ese “ecocidio semillero”.


 

Creo en la tridimensionalidad del hombre: cuerpo, mente y espíritu, más allá de una concepción filosófica, considero que efectivamente  nuestros consumos reflejan lo que somos y sostengo que tenemos el derecho a tener una oferta de verdadera calidad, para poder elegir aquello que sea bueno para nosotros, que los contenidos sean veraces en la información, a regocijarnos de los frutos no adulterados que ésta tierra fértil de América nos sigue dando y cuestionar constantemente, si lo que nos han ofrecido como necesario de verdad es requerido.


Confío en que nuestras pequeñitas acciones hacen eco en el universo.

“Somos lo que comemos” –dicen- y algunos comerciales  hacen mofa a ello  con contenidos visuales graciosamente  absurdos, aun así la comida chatarra sigue atrayéndome, la devoro sonrientemente, con poca queja, pese a que mi abuelita me desee: “lucidez y sabiduría” a la hora de elegir mis alimentos; también hay otro dicho por ahí: “Al cliente lo que pida”, muy utilizado cuando de marketing y de satisfacción se trata, aunque se contrapone al pensamiento de la mercadotecnia que consiste en la “creación de nuevas necesidades” esa es la parte con la que no converjo, porque las estrategias de persuasión distan de ser honestas.


 

El cómo se alimenta nuestra mente, es también en gran porcentaje recibido de forma subconsciente y está bombardeada de contenidos procesados, poco edificantes, imágenes de perfección, vidas de lujo, casi en todos los casos a costa de otros, porque es más fácil no indagar en el coste de la vida que llevamos, ya que descubriríamos que somos cómplices de actos de injusticia, porque en efecto “al cliente lo que pida”,  es más cómodo fijar nuestra atención en otro lado, entonces va haciéndose la robotización de las especies, todos lo más parecidos los unos a los otros, hombres atléticos, viriles y fuertes, mujeres
delgadas pero prominentes en ciertas áreas y de facciones parecidas, como si en este planeta de diversidad pudiese existir un estereotipo estrella, eso sí que es antinatural.


Como que nos damos cuenta tratando de no jugar. En esta jungla social si no juegas bien serás devorado, no se trata de salir del juego, pero si vamos a jugar, es mejor que sea con las condiciones claras, por ejemplo, información veraz en las etiquetas. Conocí a una química en alimentos de nacionalidad  alemana que trabaja para una firma de prestigio en aquella nación, su tarea consistía en cerciorar que la información de las etiquetas de valores nutrimentales fuera real, sin embargo, para cumplir con los estándares permitidos, las etiquetas tenían que ser manipuladas para poder salir al mercado y  por supuesto, el trabajo de los mercadólogos consiste en ensalzar las virtudes del producto para silenciar los contras; salvo las cigarreras que aunque indican sus desventajas continúan con ingresos millonarios.

 

 

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