Francisco Lizarazo
Periodista, comunicador social y Catedrático
Historias teatrales de amor y desamor
Los poetas, los locos y los niños son – según quien lo vea- los únicos que dicen siempre la verdad. ¿Y si pudiéramos unir esos aspectos y mostrar a los adultos lo que padecen y sienten, pero que muchas veces no se atreven a reconocer?
Juan Manuel y Maximiliano Arana, fundadores de la Compañía de Teatro “Hermanos Arana”, son unos modernos Hermanos Grimm, que usando la técnica de la marioneta tradicional, aunque con algunos elementos muy modernos como los controles para manejar a sus muñecos, nos ofrecen unas historias para adultos – sin sexo – donde el amor, el desconsuelo y la realidad pegan tan fuerte que provoca llorar por el sentimiento que nos transmiten esos seres hechos de cartón, tela y otros elementos, pero que en manos de ellos cobran vida para emocionar.
Marionetas de Salón es el espectáculo que estos hermanos de Rosario (Santa Fe) ofrecieron al público jujeño en la Sala A de la 12 Feria del Libro y que aunque es una obra pensada para los mayores, el recinto estaba lleno de los más pequeños de la casa y pueden estar seguros que ellos talvez entendieron mejor que sus padres lo que se veía en las tablas. Por aquello de que los poetas, artistas y niños se entienden mejor.
En diversos cuadros, el espectáculo nos lleva a involucrarnos sentimental y emocionalmente en historias donde la música nos une en amores y desamores, encuentros y desencuentros…
Cuando mencioné que los controles utilizados para manejar los muñecos eran modernos lo hice porque parecen unos artefactos que utilizan los jóvenes en los videojuegos, aunque los hilos están presentes como en los mejores titiriteros.
A través de 4 historias presenciamos la vida que transmiten los muñecos y el arte de quien mueven los hilos para contarnos historias que atraen y nos envuelven, haciéndonos olvidar, al menos por un tiempo, lo que sucede en el exterior, para solo querer conocer más de la vida de estos seres inanimados.
El organillero desconsolado
Salvo en algunos circos y en las calles de México, la presencia de los organilleros está casi desaparecida. Este es un oficio en desuso, y quienes se dedican a ello son cada vez más vistos como seres que viven en otro mundo, en otro tiempo, uno que ya pasó.
Pero como aún quedan algunos organilleros, los hermanos Arana nos traen a escena la historia de un artista callejero, que con su impecable uniforme – tipo militar – quiere conseguir algunas monedas de los transeúntes mientras interpreta sonidos con su órgano.
Sin embargo, él no es visto por quienes pasan a su alrededor, es un anacronismo social y la música da paso a la rabia, a la critica a una sociedad que ignora a quienes envejecen y pasan de “moda”.
Un trabajo muy detallado en la manipulación de los hilos para que este personaje transmita esa soledad en la que se ve envuelto, que lo transforma en un fantasma de un mundo cada vez más moderno y menos caritativo.
Pero si el organillero está desconsolado y se aleja dejando una tristeza en el ambiente, su compañero inseparable, el organito, adquiere vida para con ojos y pies descargar su cólera e impotencia por la falta de monedas para que puedan comer y seguir interpretando música que alegre los espíritus.
Serenata no correspondida
Muchos se asustan con los roedores, no les gustan, pueden ser repulsivos, pero al igual que el protagonista de ratatouille, esta historia tiene como estrella a un intrépido ratón que busca demostrar sus sentimientos al amor de su vida.
Para lograr conquistar el corazón de su amada, este trajeado ratón se vale de un instrumento: el violín y junto a su gracia y sus dotes de bailarín interpretara un tango: El día que me quieras, para que su amada sepa que él tiene hermosos sentimientos hacia ella.
Vemos al protagonista demostrar lo mejor de su interpretación como un moderno Nicolo Paganini, danzando y soñando por todo el escenario, esperando que al final las ventanas del balcón donde ha estado dirigiendo su amor se abran y aparezca ella, la dueña de su amor…
Pero aquí entra la desilusión, el desconsuelo nuevamente es el leitmotiv y nuestro amoroso héroe queda con las manos vacías y el corazón arrugado… ella no ha aparecido en la ventana y él entendiendo que no es correspondido marcha a paso lento por la noche oscura, antes seductora, que lo llevara por caminos misteriosos, tal vez a la bebida y la mala vida…
Vida que se apaga
¿Es más bello el canto de un canario encerrado que el trino de un ave libre?
Un tanquero es dueño de un canario que a diario interpreta melodías desde su jaula y acompaña a este viejo ser en su despedida de la vida, donde solamente quedan los recuerdos y la música que fue parte de su vida.
Con paso lento, el viejo tanguero busca el consuelo en su vieja vitrola, tan usada y gastada como él mismo, y entre acordes que van y vienen, recuerda su vida, su historia y espera su futuro, que llega en la soledad del cuarto… la muerte lo ha vencido a buscar y solamente el canario – ya libre de su encuentro – lo acompaña como si fuera un gato que se posa sobre su amo, mientras el alma del tanquero emprende su viaje en la vitrola que se vuelve alada.
Encuentro y desencuentro
Él es un viejo soldado, que vio muchas batallas y hasta perdió una pierna, pero su memoria está lúcida y recuerda lo que antes fue. No se amilana y recorre el salón donde está. Es un militar curioso y una cajita de música le llama la atención y es el objetivo a conseguir.
Con esfuerzo trata de abrir y ver qué esconde esa caja. El esfuerzo es duro, no se consigue, la tarea parece imposible… pero de repente, la caja de música comienza a abrirse y de allí emerge ella: una bailarina curiosa que mira con grandes ojos todo lo que la rodea.
En este descubrir su mundo circundante lo ve a él, al soldado, y comienza a danzar que los llegara a involucrar a ambos, buscando unir sus destinos y sus vidas de marionetas.
Pero el sino – o el titiritero – tiene otros planes y aparentemente el soldado pierde la vida, o tal vez la emoción de conocerla a ella han hecho que su corazón falle. Mientras tanto, ella como una moderna Julieta llora desconsolada la muerte de su amor y se rebela, pelea quiere respuestas, busca soluciones, pero se encuentra con el humano que no entiende de amores de títeres y la encierra a ella nuevamente en su caja.
Pero el Romeo no estaba muerto, solo desmayado. Tomará cartas en el asunto al ver la mala acción del humano y enfrentándolo causará la muerte de quien ha movido los hilos de la historia, sin saber que si +él no está tampoco la vida existirá en las marionetas, y mientras el hombre va cayendo y la existencia lo abandona, también el soldado será víctima de su propia acción mortal y ambos, humano y marioneta quedarán juntos – uno al lado del otro, sin vida… sin historias que representar.
Marionetas de Salón es un espectáculo donde lo que sucede es un micromundo que nos involucra nos hace tener sentimientos sobre los muñecos y – por qué no – reflexionar sobre lo que es nuestra propia vida y las acciones que emprendemos a diario, o esa es mi Visión Particular.
@carvasar
Blog de la autora:
http://www.carolinavasquezaraya.com