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Dicen y dicen bien que se meta a la política y busque un cargo de elección popular, quien quiera que se conozca públicamente su expediente personal, el privado en especial e incluso aquellos pasajes que había olvidado, singular praxis de amnesia la de echar bajo la alfombra las perversidades y obscenas etapas curriculares.

Columnista del periódico La Crónica de Hoy. Director del portal Entresemana.
Correo: sanchezlimon@gmail.com
Twitter: @msanchezlimon 

Y mire usted que hay personajes públicos que conservan la capacidad del rubor y ofrecen disculpa por los yerros cometidos, aunque son los menos y verdaderos garbanzos de a libra, porque la mayoría recurre a la estrategia de la victimización en aras de mantener simpatías ciudadanas y, en buena parte de los casos, sacar raja política.

 

“Me descalifican porque tengo arraigo popular”, “me acusan de lo que no cometí porque me tienen miedo electoral”, “son mis enemigos los que han emprendido campañas de lodo en mi contra”, son algunas de las explicaciones esgrimidas en defensa propia. Y hay quienes creen ese tipo de argumentos.

 

Especialmente –y ahí está registrada en la hemeroteca nacional la historia reciente de la política mexicana—esto ocurre entre la izquierda y derecha cuando comenzaron a crecer y obtener triunfos electorales y aplicar lo aprendido del vecino de enfrente, es decir, el PRI.

 

Por ejemplo, a Fernando Antonio Lozano Gracia y José Pablo Chapa Bezanilla, procurador General de la República y fiscal especial de los casos Colosio, Ruiz Massieu y Posadas Ocampo, no los corrieron del cargo por su buen desempeño.

 

Fueron hábiles en el manejo de los dineros públicos, suministrados con largueza por la Hacienda pública para investigar y aclarar aquellos crímenes políticos.

 

Se trataba de dos funcionarios públicos de filiación panista, el procurador y de un gatopardismo barato el segundo, que por no ser priistas contaban con el respaldo del entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, cuyo ánimo era sacudirse el fantasma de un triunfo electoral con tufo de impulso desde las cañerías de la política nacional e incluso del crimen organizado.

 

Imaginó puerilmente el presidente Zedillo que, por no ser priistas, Lozano Gracia y Chapa Bezanilla serían bien vistos entre la opinión pública, y el resultado de sus investigaciones nadie lo cuestionaría. Nada más alejado de la realidad porque estos personajes no sólo incurrieron en burdas comedias fabricadas con osamentas y chivos expiatorios e incluso una espiritista, Francisca La Paca Zetina Chávez.

 

Cuando el lunes 2 de diciembre de 1996 Lozano Gracia y Chapa Bezanilla fueron renunciados, el daño estaba hecho. Los renunció Ernesto Zedillo cuando habían llegado al grado de hundir en el lodo el prestigio de la Procuraduría General de la República. Ninguno de los dos volvió a los escenarios de la política nacional y optaron por litigar asuntos particulares.

 

Salieron entre en medio del escándalo y se llevaron hasta las alfombras de sus oficinas. Lozano, por ejemplo, vació la residencia de la colonia Las Águilas, propiedad de la PGR, dizque porque el mobiliario y hasta las cubiertas de los baños, las había comprado con dinero propio, aunque documentos en poder del reportero demuestran lo contrario, es decir, que se adquirieron con recursos públicos, del fondo de bienes asegurados de la PGR. En fin. Dos individuos metidos de fama pública, corridos por corruptos y pésimos funcionarios públicos.

 

“Estos salieron peor que los priistas en la PGR”, dijo entonces uno de los más influyentes comandantes de la Policía Judicial Federal de esos días de 1996. Y, bueno, en la docena trágica de las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, la PGR no solo no recuperó prestigio, no, con el panismo se deslizó por el tobogán del desprestigio, utilizada para el cobro de facturas políticas.

 

De la denuncia se llegó a la obligada renuncia, pero el dúo dinámico Lozano Gracia-Chapa Bezanilla salió de la PGR sin problemas económicos. Tenía garantizado el sustento.

 

Hoy, una fama pública que ha transitado entre la transa poquitera y el fraude a sus compañeros de partido, diputados federales cuando coordinador de éstos en la Cámara baja, el salto de espíritu demócrata al de filántropo partidista, dizque porque en Morena no cobra porque su cargo no tiene esa retribución, Martí Batres denuncia que es denunciado –así como lo lee usted-- con fines de lucro por su ex esposa, hoy diputada federal perredista electa que, en ese mismo tenor denuncia que su conflicto con su ex marido, es utilizado con los horrendos fines políticos.

 

Y mire usted, la diputada federal electa, Cristina Gaytán Hernández, acusó también al PAN que, de la mano de Batres, pretenden utilizar su caso personal y a su familia para atacar al PRD. ¡Sopas!

 

La denuncia la hizo Gaytán Hernández, en vivo y a todo color en conferencia de prensa ofrecida en la sede nacional del PRD, y rechazó que ella y su familia ha sido amenazada por perredistas. Pero aseguró que quien sí ha utilizado el caso de manera política es el propio Batres. Y lea usted lo que advirtió:

 

“No permitiré que ante la desesperación de mantenerse en el escenario político se pretenda utilizar irresponsablemente el nombre de mi hija. Sé que es fácil para los políticos que viven del escándalo, olfatear los temas de los que pueden obtener ventaja mediática. Quiero dejar claro que no permitiré que nada ni nadie busque sacar raja política de la vida personal mía y de mi familia”.

 

Vaya, incluso aireó un asunto privado e informó haber pedido al juez que desahoga el juicio de pensión alimentaria que solicitara al Instituto Nacional Electoral (INE) o Morena que aclaren las percepciones de Batres Guadarrama. ¿Cree usted que Martí dirá cuánto gana?

 

Bueno, por de pronto ya sabemos que el dirigente formal de Morena tiene singular predilección por la transa y hasta a su hija le regatea la manutención. Y éstos son los que acusan al vecino de enfrente de corrupto. Ni a quien irle porque, honestos, honestos lo que se dice honestos, no son porque la honestidad es como los embarazos: se es o no se es. Digo.

 

VIERNES. El programa de colaboración entre el gobierno mexicano mediante el Fonatur y la cadena española Paradores de Turismo, suscrito en el marco de la 35ª Feria Internacional de Turismo de España, se fortalece y cuenta con seguimiento a partir del convenio que suscribieron el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, Héctor Gómez Barraza, y el presidente de la Federación de Haciendas, Estancias y Hoteles Históricos de México, Justo Fernández Ávila. El convenio contempla el desarrollo de productos turísticos de calidad en el país, a partir de la recuperación de inmuebles con valor histórico y cultural para su aprovechamiento y conservación, lo que permitirá consolidar y detonar el turismo cultural y gastronómico. No hay duda de que en el renglón del turismo hay resultados y no rollos. Conste.

 

¿Honestos, honestos, honestos?

 

 

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