Mercadóloga y publicista por profesión, indagadora de la diversidad en las artes por convicción y pertenece al equipo de prensa del Centro Cultural Helénico.
Hospedados en la Tierra
“Nos hemos olvidado cómo ser buenos huéspedes, cómo
andar ligeramente en la tierra como hacen otras criaturas”
Barbara Ward
Libros:
Libro de cuentos Montevideanos, 1959
Andamios, 1996
Vivir adredre, 2007
Testigo de uno mismo, 2008
Mi familia es itinerante por naturaleza, he habitado muchos sitios y pese a que deseaba enraizarme a esa casa, próximamente añadiré una mudanza más a mi colección. Con cada cambio intento hacer el ejercicio de depurar para viajar más ligera y de nuevo, debo confesar: siempre termino cargando triques y mi abultado ajuar de soltera, aunque como todo, el cambiar de sitio una y otra vez trae su sonrisa así como su desgaste.
En ese ejercicio de tratar de vivir ligera, he tenido que elegir qué cosas seguirán formando parte de mí y cuáles se quedarán o serán recicladas en algún lugar, (eso va a un contexto aún más profundo). A veces me siento encontrada por la idea de necesitar lo menos para vivir, pero, desear las comodidades que implica tener un poco más, entonces en mi rescate surgen las palabras del bello José Mujica, “no soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”.
Mario Benedetti, escritor, poeta, novelista, cuentista, ensayista y dramaturgo uruguayo de los más leídos y traducido a más de 20 lenguas. De sus oficios aprendidos el de taquígrafo fue el que más explotó, activo en las letras durante 66 años logró una evolución lingüística con profundidad en palabras sencillas abordó y reflexionó en temas como la vida, la muerte, las pérdidas, las guerras, la pobreza y la naturaleza, de los sencillos e imperdibles en la literatura latinoamericana.
"Las cosas viejas ocupan el lugar de las cosas nuevas”, es un pensamiento, que haciendo una reflexión más profunda, tontamente arropo como consuelo al depurar y entonces, una y otra vez me encuentro necesitando algo, generando espacio para poder ocuparlo después.
Vivo entre paradojas de ese estilo, a mi generación ya nos tocó vivir así, (o bueno, habló acerca de lo que observo, quizás una persona mayor podrá decirme que eso ha sido desde el ayer), esa mentalidad de creer que siempre necesitamos tener más, que eso es progreso, que eso es ir hacia adelante, ¿qué nos espera si continuamos pensando así?
Quizás sí nos toca a nosotros resquebrajar aquella estructura heredada que hoy ya no edifica y que éste planeta refleja que ya no es viable, los recursos naturales necesitan ser cuidados, ¿a dónde van nuestros desechos tecnológicos?, o desde una perspectiva más simple, ¿dónde está la basura que “sacamos” de nuestra vida, “porque somos bien limpios” y nos gusta “vivir bien”?, hay suficientes documentales que dicen que hay islas de basura , o que se va a China que se yo…lo cierto es que nos guste o no, éste planeta es una enorme casa compartida y como principio de la física, sabemos que, la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma, entonces lo que desechamos sigue aquí, no quiero sonar a película hollywoodense fatalista acerca del fin de los días y efectivamente disto mucho de ser una ecologista y tengo plena consciencia en que, no vamos a salvar al mundo, pero entiendo que “somos siendo”, (me encanta ésta construcción gramatical, porque es una reflexión y una declaración), entonces cada elección en consciencia ambiental repercutirá en nuestro mañana.
Tengo un llamado, que algunos de mis colegas y no tan colegas generacionales ya están haciendo, retomar la vida de campo, generar eco-aldeas, rescatar la vida rural, crear espacios que propicien la creatividad, iniciar la transición hacia el “éxodo rural”, eso a largo plazo, pero, a corto, creo necesario impulsar la autolimitación, porque "crecimiento infinito en un planeta finito es una idea incongruente”, la brecha está abierta y una forma simple de tener conciencia ecológica, es la autolimitación, el asumir un estilo de vida más austero, haciendo una reflexión hipercrítica acerca de lo que realmente necesitamos.
¿Será que continuaremos siendo partícipes de convertir áreas verdes en estacionamientos?, ¿Será que todo éste conocimiento al que tenemos acceso, nos hace entretenernos lo suficiente, para mantenernos pasivos y pensar que “no pasa nada” cada vez que elegimos continuar, sin cuestionar el camino que la economía y tecnología han trazado? Y sólo agregaré una pregunta más, ¿es real que estamos satisfechos con los cambios de la “evolución” y preferimos escuchar el sonar de un claxon al cantar de un ave, el olor de los petroquímicos al de la tierra cuando exhala su húmedo aliento?
Hay lugares en los que solamente andamos según el engranaje social del que es difícil desprendernos, sin embargo cada una de nuestras huellas nos dirige hacia un sitio particular y uno en común y cómo escribía, el invitado de hoy, que no necesita recomendación: “Lo que uno quiere de verdad, es lo que está hecho para uno; entonces hay que tomarlo, o intentar. En eso se te puede ir la vida, pero es una vida mucho mejor”.