En la acera de enfrente, en el PAN, este lunes por la tarde se oficializará la previsión concretada la noche de este domingo, con el anuncio de la Comisión Nacional Organizadora de la Elección del CEN panista, de que con 86 por ciento de actas computadas, Ricardo Anaya Cortés adelantaba con 81 por ciento de la votación al senador Javier Corral Jurado, quien registraba 16 por ciento.

 

En cifras duras, Anaya se alzaba con 164 mil 257 votos y Corral con 33 mil 132. El abstencionismo fue de 50 por ciento en esta jornada electoral doméstica del PAN. Este es un factor importante.

 

Y es que, aun cuando el resultado final se conocerá la tarde de este lunes, conforme con la tendencia, el triunfo es de Anaya.

 

El riesgo es que el senador Javier Corral Jurado se llame robado, víctima de un fraude con un padrón viciado y manipulado. Y, entonces, complicará la unción de Ricardo Anaya Cortés con un litigio en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 

De acuerdo con el reporte preliminar, transmitido vía telefónica, en votos nulos se registraron 2 mil 814, con una participación cercana al 50 por ciento del padrón de militantes.

 

La noche de este domingo, el senador Héctor Larios Córdova, presidente de la Comisión Nacional Organizadora, acompañado por los comisionados Marcela Torres Peimbert, Kenia López Rabadán, Luis Felipe Bravo Mena, María Elena Álvarez de Vicencio, Silvia Garza y Francisco Gárate Chapa, informó de este corte que evidencia que Anaya arrasó a Corral Jurado.

 

Conforme con la convocatoria, para presentar cualquier inconformidad hay un plazo de tres días con respecto a los resultados. Pero si en este lapso no se ha presentado ningún recurso se emitirá la declaración de validez y la constancia de mayoría. Es decir, el próximo viernes, a la par de Manlio en el PRI, Anaya será ungido nuevo presidente del CEN del PAN.

 

En contraste con el escenario del PRI, donde las reticencias del grupo en el poder del tricolor, encabezado por César Camacho Quiroz, se apagaron en estricta disciplina institucional, porque la sana cercanía invocada por Manlio, operó en tiempo y forma, en el PAN la división, aunque un tanto menguada, evidenció que con ese carácter de iluminado y dueño de la verdad, contestatario más que opositor, fundamentalista en la recreación del dueño de la verdad absoluta, Javier Corral estaría en vías de asumirse como dirigente alterno del panismo.

 

No, no es un exceso la previsión. Porque, mire usted, cada día hay mayor similitud en los desplantes del chihuahuense con los de Andrés Manuel López Obrador. Ambos, indudable, son inteligentes e hiperactivos, pero incendiarios y fundamentalistas. Iluminados.

 

Corral fue estudiante de dieces y hasta premiado en Estados Unidos, como joven periodista, mientras López Obrador fue un mediocre estudiante que debió recurrir a favores políticos para obtener la licenciatura en Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

 

Sin embargo, Andrés Manuel ha demostrado, con largueza la capacidad de manipulación social que a Corral se le da en la tribuna. La pregunta es, en todo caso, en la ruta hacia la elección de 12 gobernadores el año entrante y la preparación del escenario de la sucesión presidencial, de qué tamaño e influencia perniciosa será el activismo de Corral y López Obrador.

 

Y es que si Corral Jurado decide meter al PAN en un conflicto postelectoral e insistir en esa división que apenas comenzaba a superar Acción Nacional, especialmente en el Senado y entre sus cuadros distinguidos, la suerte de Acción Nacional será la misma de 2012.

 

Porque, en el lado del PRD, si su refundación, que incluso implicaría tener un presidente nacional externo, no prospera en la idea de unificar criterios, tribus y propuestas, entonces la izquierda estará en el riesgo de perder esencia y prospectiva político partidista, si cree que el Partido del Movimiento de Regeneración Nacional tiene esa representación.

 

El PRD, entonces, habrá sucumbido a la estrategia de Andrés Manuel López Obrador de echar del poder partidista a la mayoritaria corriente de Los Chuchos, para hacerse de la membresía suficiente que le posibilite ganar la elección presidencial de 2018.

 

Para nadie es un secreto que, de acuerdo con las cifras finales de la votación del proceso intermedio de junio último, el porcentaje obtenido por Morena en el Distrito Federal, su principal bastión, corresponde al número de sufragios que el PRD perdió.

 

¿Se merece el PAN un futuro inmediato manoseado por el iluminado Javier Corral? Bueno, la noche de este lunes conoceremos cuál será la ruta. Héctor Larios Córdova anunciará el parto de los montes en terrenos albiazules.

 

¿Y en el PRD? Bien harían en decir, contundentes, ¡ZAFO!, a Andrés Manuel López Obrador. El tabasqueño tiene su propia empresa y no le gusta ser gerente ni asociado. ¡Total! Digo.

 

LUNES. Por cierto, libre y sin daño, significa zafo, el adjetivo que El Pejelagarto endosó al dicho juvenil para rechazar la invitación de Silvano Aureoles Conejo para que, alguien de Morena, se incorpore a su gobierno; el ánimo del gobernador electo de Michoacán pretende integrar una administración de coalición, congruente con su oferta de campaña que redondea una idea que ha planteado desde hace rato.

 

Pero, bueno, politólogos y todólogos que salen en la tele y opinan sesudamente en columnas barrocas de, dirán los clásicos, influyentes cotidianos que se editan en la Ciudad de México, han criticado y descalificado a Silvano por esa propuesta. ¿No que muy demócratas y reformistas? Si Andrés Manuel no quiso designar a alguien de su establo para ir a pelear por los derechos ciudadanos desde un cargo en el gobierno michoacano, muy sus argumentos que no sorprenden, pero que personajes dizques expertos digan, incluso, que Silvano hasta se puso de pechito para que lo criticaran, los deja mal parados. Al rato tocarán a la puerta del principal despacho del Palacio de Gobierno, en la avenida Madero, en Morelia, para ofrecer sus servicios. Conste.