La magia de América… capitales del Amazonas
Por Glen Rodrigo Magaña
Tres selváticos destinos con magia sudamericana es lo que preparamos en este artículo, donde conoceremos algo sobre la joya prehispánica del norte peruano, su folklore y dos de las cascadas más grandes del mundo; una selvática entidad colombiana, que obtuviera su nombre de una novelesca historia y que cuenta con dos parques nacionales donde habitan algunas especies muy peculiares; para cerrar esta entrega amazónica, una elegante metrópoli brasileña considerada el “París de los trópicos”.
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Catalogada como una de las maravillas del mundo, la Amazonía integra a nueve países sudamericanos, es el bosque tropical más grande del planeta, un capricho selvático con una extensa cuenca hidrográfica y amplio exotismo entre sus especies.
En tiempos remotos, su río fue bautizado por los ancestros como Paranaguazú, Guyerma o Solimões, pero fue en la expedición del español Francisco de Orellana en 1542 cuando obtuvo su nombre actual, debido a la comparación entre las mitológicas amazonas griegas con un grupo de guerreras indígenas de tez blanca que habitaban en esta silvestre zona.
En la femenil comunidad precolombina, solo permitían el acceso temporal a los hombres que servirían como sementales, y después de parir, si su descendiente era varón, lo sacrificaban. Casi cien años después, el militar y sertanista portugués Pedro Teixeira, confirmaría la historia de Orellana, al viajar el curso entero del río Amazonas entre 1638 y 1639.
El mestizaje cultural, tradiciones intactas, naturaleza mística y uno de nuestros paraísos continentales, surgen en este texto, donde comentaremos sobre las capitales del Amazonas: Chachapoyas en Perú, la colombiana Leticia, y en Brasil la lujosa metrópoli de Manaos.
Chachapoyas… joya prehispánica de Perú
Ubicada en el norte peruano, dentro del Departamento de Amazonas, Chachapoyas fue una gran ciudad prehispánica, durante un tiempo dominada por los incas hasta la llegada de los conquistadores peninsulares. El 5 de septiembre de 1538, el capitán realista Alonso de Alvarado funda esta ciudad, pensada para ser la capital del entonces oriente peruano.
Durante el periodo independentista se libró la batalla de las pampas de Higos Urco, donde el ejército libertador de San Martín derrotó a los españoles en abril de 1821, destacando el heroísmo de una mujer indígena: Matiaza Rimachi.
Aquí, la “Gente nube” (traducción de Chachapoyas) conserva el folklore con sus danzas del Levanto, el Brazo o el Torito; así como los festejos de la Chamaichada o el Carnaval Chachapoyano, donde entre música huayno, un árbol es adornado con varios regalos conocidos como “humishas”, que dejarán caer dentro del festejo para los pobladores.
En el centro de esta localidad amazónica, resalta una pileta de bronce estilo virreinal; la sede del Arzobispado, donde naciera el héroe peruano Toribio Rodríguez de Mendoza y en el que se encuentra una colección de lienzos de la época colonial; la Fuente Cuyana, conocida como la “Fuente del Amor”, en la que si bebes de su agua, dice la leyenda que permanecerás en esta antigua metrópoli toda tu vida; la Casa Monsante, catalogada como monumento histórico por su arquitectura barroca y que contiene un huerto con más de mil 500 plantas exóticas de la región; pero si quieres algún recuerdo, muy cerca de Chachapoyas -el poblado de Huancas- es conocido por sus artesanías en alfarería.
Respecto a sus sitios arqueológicos, la antigua Kuélap se vislumbra en las alturas, se cree que aquí habitaron cerca de tres mil 500 personas. Otros hallazgos son: las antiguas zonas funerarias de Karajía, con sus grandes sarcófagos de 2.5 metros de alto; la ciudad de los muertos Revash, con sus pequeñas casas pintadas de rojo y blanco; o las misteriosas construcciones circulares de Chipuric.
Varios amantes del eco-turismo visitan esta región amazónica del Perú para conocer dos de las cataratas más altas del mundo: Yumbilla, que cuenta con una caída de agua de 895.4 metros y la coloca en el número tres de las cataratas más altas, muestra su imponente belleza y resguarda la enigmática Cueva de San Francisco, cuya profundidad es aún desconocida, algunos aventureros solo se han internado hasta los 250 metros; mientras que la cuarta posición a nivel mundial es para la Catarata de Gocta, que para llegar tendrás que caminar cerca de cuatro horas.
Leticia… vestida por selva colombiana
Cercana al hito tripartito con Brasil y Perú, Leticia es una historia de amor a las orilla del Río Amazonas. Cuentan que el ingeniero Manuel Charón, quien realizó varios de los trazos de esta urbe, cambió el nombre de San Antonio, impuesto por Don Benigno Bustamante en 1867, por el de una joven de Iquitos llamada Leticia Smith.
El auge de esta ciudad portuaria se vivió en la bonanza de la quina y el caucho a finales del siglo XIX. Durante mucho tiempo, Perú y Colombia mantuvieron una bélica relación por este territorio, hasta que a mediados del siglo XX, el respeto al tratado de 1927 inscrito por los dos países, brindó definitivamente la jurisdicción a los colombianos.
Algunas de las atracciones de Leticia son: el Museo Etnográfico, con sus exposiciones permanentes sobre comunidades indígenas amazónicas; el Zoológico Francisco José de Caldas, para admirar de cerca algunas especies que son difíciles de encontrar en la selva; o conocer la fauna regional en el Jardín Botánico.
Respecto a su entorno selvático, en el Parque Nacional Natural Amacayacu descubrirás el delfín rosado, el titi leoncito que es el mamífero más pequeño que existe o la enorme tortuga de agua dulce; el Parque Nacional Natural Cahuinari, donde habitan los caminantes negros y en el que se pueden realizar algunas actividades acuáticas; o bien, visitar el santuario de la Isla Micos.
Además, Leticia se destaca por su Festival de la Confraternidad, encuentro étnico para deleitarse con la gastronomía, cultura, así como tradiciones del Amazonas brasileño, peruano y colombiano durante el mes de julio.
Manaos… el París del Amazonas brasileño
Conocida como la “Metrópoli de la Amazonia”, el “París de los trópicos”, Manaos que en lengua indígena de una tribu homónima precolombina significa “Madre de dioses”, comenzó como un pequeño fuerte edificado por los colonos portugueses y su fundación se registra el 24 de octubre de 1669.
Durante la fiebre del caucho de 1890 a 1920, esta capital del estado brasileño de Amazonas contó con adelantos que ninguna otra entidad sudamericana tenía, por ejemplo, sus lujosas arquitecturas art nouveau con materiales provenientes de Europa, alambrado público, tranvías electrónicos, así como tecnología portuaria de punta en aquella época.
Algunas muestras de esos años de auge son: el emblemático Teatro Amazonas, Patrimonio Histórico Nacional, considerado uno de los más bellos del planeta, al destacar por su cúpula compuesta por 36 mil piezas de cerámica esmaltada; el conjunto arquitectónico del Puerto Manaos de estilo art nouveau; y en tiempos recientes, la Arena da Amazõnia, fue una de las sedes del Mundial de Futbol 2016.
Entre sus bellezas naturales, el Parque Ecológico Lago Janauari, que entre sus nueve mil hectáreas de selva presume a la “flor del Amazonas”, la vitória-régia que llega a medir hasta 1.8 metros de diámetro, se abre en aguas poco profundas como si pareciera una bandeja verde. También en este recorrido podrás maravillarte con el fenómeno acuífero conocido como Encuentro de Aguas, donde las propiedades de dos ríos hacen que no se mezclen entre sí, como si tuvieran una barrera invisible entre ellas que otorgan un efecto de dos tonalidades distintas entre estos torrentes.
Otras opciones son… darte un chapuzón en la Playa de Lua el Río Negro o recorrer parte del laberinto de 400 islas del Parque Nacional de Anavilhanas.
Estimados homoespacieros, les comparto los tradicionales enlaces web para que continúen disfrutando de estas capitales del Amazonas: