"La niña del Cerro"
Por Francisco Lizarazo
Periodista, comunicador social y catedrático
Santos Luzardo – a principios del siglo XIX – deja la ciudad capital para regresar al llano venezolano y rescatar la hacienda Altamira que fuera de su familia y que poco a poco ha ido perdiendo los límites de la propiedad para pasar a ser parte de la hacienda “El Miedo” propiedad de Doña Bárbara, una mujer despiadada que solo quiere dominar a los hombres y ejercer su poder en esa zona.
En esta obra literaria del venezolano Rómulo Gallegos, el protagonista masculino busca retornar a sus orígenes, a la vida campestre que conoció de niño aunque para ello deba enfrentarse al mal, representado por la Doña.
Otro personaje que también busca una manera diferente de ver la vida, al abandonar con su familia el ambiente urbano para trasladarse al paisaje norteño, en este caso de Argentina, es Bruna, una niña que se identifica con la historia de sus ancestros, llegando a vivir en aquella casa donde crecieron abuelos, bisabuelos y tatarabuelos.
En medio de las cabras y de su favorita “negrito”, Bruna aprenderá sobre la siembra de maíz, el florecimiento del cardón, mientras arreglan el rancho caído por el viento y reparan los corrales, como parte de la vida que ofrece la naturaleza en la Puna. Pero también deberá enfrentar el mal representado por don Carlos Fisher, quien asegura tener los papeles que le dan la titularidad de la tierra, el rancho y todo lo que está en ella. Pero el bien siempre triunfa sobre el mal y la familia sale airosa para conservar sus tierras y su historia, mientras crecen los maizales y el cardón florece.
Bruna es el personaje principal de “La niña del cerro”, una obra de teatro escrita por Gabriela Morel para niños y sus familias – basado en un cuento “Brunita” del escritor José Murillo, nacido en 1922 y fallecido en Buenos Aires en 1997, quien es considerado uno de los máximos exponentes en literatura infantil en Argentina.
La historia de esta niña coya y su familia – contada con títeres – lleva varias giras mostrando la importancia de convivir en armonía con la familia y la naturaleza.
En el Teatro El Pasillo niños y adultos pudieron ser parte de estos acontecimientos que buscan dejar un mensaje de unión, de esperanza y de solidaridad entre los miembros de las familias.
Gabriela Morel asume también los distintos personajes de esta historia, incluyendo a “negrito”, demostrando que no solo es una buena actriz sino que puede hacer cambios en las voces, que a veces se montan unas sobre otras.
La realización de los títeres y del retablo donde se desarrollan las acciones son obras de Nadia Dolzn y Gabriela Morel, mientras que la dirección es de Rubén Iriarte, quien – con larga experiencia en el mundo de los títeres – da soltura y gracia a los personajes con sus movimientos y gestos al moverse en el retablo, con la luz y los sonidos.
“La niña del cerro” es una obra infantil, para todo público, que quiere recordarnos que debemos sentir amor por nuestra naturaleza y nuestros paisajes, a pesar de las vicisitudes que vivimos a diario, o esa es mi Visión Particular.
@visionesp