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La peregrinación de Bob Dylan al gimnasio 'Nuevo Jordán'

 

Se desempeña en gestión de proyectos profesionales en arte y música.  Escribe artículos sobre la relación de la Música con otras disciplinas. Ha colaborado en programas de radio por Internet y con sitios como Diosas Olímpicas e Izquierdazo Boxeo.

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Tras diversos intentos fallidos para comprobar la inocencia de Rubin Carter, Bob Dylan interpretó por última vez en 1976 la canción cuando se confirmó la culpabilidad del boxeador. No fue sino hasta 1985 que recibió libertad condicional y tres años después los cargos que se le habían hecho fueron retirados. Con todo eso, Bob Dylan, a pesar del hecho de que “Hurricane” es una de sus composiciones más aclamadas, no ha vuelto a interpretarla.

 

Esta no es la única historia boxística que se le metió en la imaginación a Bob Dylan. En 1963 compuso “Who killed Davey Moore?”, donde aborda la muerte en el ring del campeón mundial del peso pluma, Davey “The Little Giant” a manos del cubano Ultiminio “Sugar” Ramos.

 

Y por supuesto, el aclamado y omnipresente Muhammad Ali, inspiración de músicos también, es mencionado en una de sus canciones titulada “I shall be free No. 10”  del disco “Another Side of Bob Dylan” de 1964.

 

El boxeo ha ejercido un magnetismo sobre Bob Dylan ya sea porque lo practica o por su compromiso en la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos. Cuenta de ello es una de sus canciones más famosas, ‘Hurricane’ del disco “Desire” de 1976, inspirada en el campeón de peso medio Rubin ‘Hurricane’ Carter. Posteriormente se realizaría en 1999 una película titulada “The Hurricane” protagonizada por Denzel Washington.

 

Carter fue encarcelado en 1966, acusado de triple homicidio. En la cárcel escribió su autobiografía “The Sixteenth Round” (1974) donde mantenía su inocencia, y  la envió a varias personalidades comprometidas con la lucha contra el racismo, entre ellas Bob Dylan.


 

Se pusieron los guantes, se ejercitaron y practicaron hasta que el mánager Rodolfo ‘Güerco’ Rodríguez se ofreció a ayudar a ese par de hombres que en una primera impresión, tal como le comentó a su colega Lorenzo López, parecían unos “pin… viejitos les va a dar un infarto”. Entre ellos, un hombre alto, delgado, desgarbado y despeinado, a ese, el más grande, según el ‘Güerco’, “lo puse a hacer un round de costal y otro de pera; luego lo subí a boxear un round con cada uno de sus amigos y lo hizo bien; se ve que practica el boxeo desde hace tiempo, porque suelta buenos golpes y trae orejeras, concha y guantes profesionales, sabe lo que es el pugilismo y lo disfruta”.

 

Después de un largo rato de entrenamiento, se bañaron en el gimnasio y se retiraron sin pena ni gloria alguna. Cuando los rumores llegaron a la prensa mexicana, los reporteros acudieron a verificar el suceso. Fue hasta ese momento que en el “Nuevo Jordán” se enteraron que aquel hombre que vieron “greñudo, grande y muy delgado” como lo describe el administrador Roberto Meneses, al que le dieron instrucciones y creyeron que caería en la lona por un infarto, era Bob Dylan, la leyenda del rock y del folk que se hizo famoso en Greenwich Village, ese Nueva York de los años sesenta. Era el aquel hombre que armado solo con sus letras, una guitarra y una armónica, era capaz de cantar, recitar, narrar. Bob Dylan practicó boxeo en la catedral misma del bofe y los catorrazos en México. Y sin embargo, nadie lo notó.

 

Era febrero de 2008, el reloj oscilaba entre la una y las dos de la tarde en el Centro Histórico de  la Ciudad de México cuando un grupo pequeño de personas entró al Gimnasio “Nuevo Jordán” en la calle Buen Tono 36; es el legendario local, con aroma a sudor y piel, donde se han gestado grandes leyendas del pugilismo mexicano. Los visitantes, ya ubicados en la administración del segundo piso, pagaron una cuota mínima, como todos los demás, por  practicar boxeo, observar y comparar sus técnicas.

 

Dylan se interesó y lo visitó en prisión para que le contara su versión de la historia. Así como nació la canción “Hurricane” en 1975 con la colaboración de Jacques Levy. Carter dijo al respecto “Nos sentamos y hablamos por muchas, muchas horas, y  reconocí el hecho de que ahí se encontraba un hermano”. Dylan no pudo estar más de acuerdo: “Me dí cuenta que la filosofía de aquel hombre y mi filosofía iban por el mismo camino, y no se conoce a mucha gente así”  nos refiere Ben Corbett en About.com


 

“Hurricane” cuenta la historia de Rubin Carter la noche que fue acusado del triple homicidio junto con John Artis. Ingeniosamente, Bob Dylan y Jacques Levy conducen al público a través de la música y  la narración como si estuvieran siendo partícipes del acontecimiento. La letra de la canción fue modificada y grabada nuevamente cuando los abogados de Columbia Records consideraron que algunas frases podrían causar problemas futuros aunque esto no cambia la esencia ni la duración de la misma.

 

Pero el objetivo que tenían ambos no era meramente componer una canción, querían ir más allá. Esta fue presentada por primera vez en el PBS broadcast, “The World of John Hammond” y luego, durante el tour “The Rolling Thunder Revue” (1975), fue llevada a la audiencia como una canción activista para dar a conocer el caso del boxeador. Era la oportunidad en la que Dylan persuadía al público con su frase “Vamos a sacar a este hombre de la cárcel”. Cuando el tour llegó a su término en el Madison Square Garden de Nueva York, se ofreció un concierto benéfico, llamado “The Night of the Hurricane”, para recaudar dinero y continuar el proceso legal de Rubin Carter. Por segunda ocasión se realizó el concierto en el Astrodome de Houston, ambos contaron con  la participación de personalidades como el campeón de peso pesado Muhammad Ali, Roberta Flack, Stevie Wonder, entre otros.

Y sí. Para un genio, hacedor de canciones, leyenda de la música, defensor de los derechos civiles, narrador de historias, amante y practicante del pugilismo, la visita al ‘Jordán’ era la peregrinación que todo aficionado del boxeo debe hacer al menos una vez en la vida.

 

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