Estimado lector de nueva cuenta gracias por su compañía en este espacio, pero sobre cualquier cosa gracias por su tiempo, al tema, quiero referirme de nueva cuenta al Partido Revolucionario Institucional, y la debacle que ha venido sufriendo luego del 2012 y su regreso a Los Pinos, que tal parece y como están las cosa, pronto podrían hacer maletas de nueva cuenta como en el 2000.

 

Los responsables son todos los tricolores, desde el presidente del partido, hasta el Presidente de la República, pero también los gobernadores que han sumido a sus estados en una estela de corrupción y protección imparable, para que el PRI tenga credibilidad, tendrá que hacer un sacrificio a la justicia, ir en contra de su política de malas costumbres y de protección a los malos políticos y dejar que la oposición que llega a los estados, haga investigaciones, cumpla con la Ley y en caso de ser culpables encarcelados, solamente así el PRI recuperará algo de lo perdido.

 

La ropa sucia se lava en casa, luego de la renovación de la dirigencia, ya se veía venir que se presentaría una solicitud de expulsión de los gobernadores acusados de corrupción y abuso del poder público, es decir de Javier Duarte de Ochoa en Veracruz, Roberto Borge Angulo de Quintana Roo y de César Duarte Jáquez de Chihuahua, como sucedió cuando el consejero político nacional del PRI, Armando Barajas Ruiz demandó proceder contra ellos ante la Comisión Nacional de Justicia Partidaria.

 

Esperemos que sean coherentes con los discursos, que no se les perdones sus fechorías luego de que el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez Hernández y el Subprocurador Jurídico y Asuntos Internacional de la PGR, Salvador Sandoval Silva, solicitaron en forma conjunta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación analizar la inconstitucionalidad de las reformas que promovieron los mandatarios estatales para evitar ser juzgados cuando concluyan sus respectivas administraciones, ¿pues a que le temen?

 

En el caso del mandatario veracruzano, tiene 26 denuncias por probables hechos delictivos ante la Auditaría Superior de la Federación, Cesar Duarte de Chihuahua 17 denuncias por supuestos desvíos de recursos públicos, mientras que el quintanarroense tiene en contra varias demandas por el uso indebido del erario estatal, entre otros presuntos delitos.

 

No es la primera vez en que Barajas Ruiz presenta una solicitud de expulsión de un dirigente del PRI acusado de corrupción y abuso del poder, puesto que promovió un juicio político en contra de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quien fue acusado de promover la prostitución cuando fue dirigente del tricolor en la Ciudad de México.

 

Por eso es muy importante las acciones y decisiones que asuma el nuevo dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza: ¿se atreverá a proceder en contra de los gobernadores acusados de corrupción y de abuso del poder público? O ¿le temblará la mano?

 

Y no se trata de casería de brujas, si no de un acto de coherencia política, voluntad y recuperar lo perdido que se llama credibilidad, porque a estas alturas de la vida política y social del país, las lagrimas y las disculpas ya no las compra la ciudadanía.

 

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