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Cuando el pasado miércoles 10 de junio la Secretaría de Gobernación decidió no sentarse a la mesa de negociaciones con los líderes de la CNTE, el subsecretario Luis Enrique Miranda Nava dijo a éstos que el diálogo se reanudaría sólo si sus huestes retornaban a dar clases. El oaxaqueño Rubén Núñez Ginez y el michoacano Juan José Ortega pulsaron el ultimátum y dijeron que consultarían con las bases. Blofearon porque se sentían dueños de la situación.

Columnista del periódico La Crónica de Hoy. Director del portal Entresemana.
Correo: sanchezlimon@gmail.com
Twitter: @msanchezlimon 

Se habían acostumbrado a manejar la sartén por el mango. En Oaxaca desde los tiempos de Heladio Ramírez López que cedió a la CNTE el control del Instituto de Educación Pública del Estado de Oaxaca, no hubo gobernador que los metiera en cintura. Se erigieron en poder fáctico.

 

Y en Michoacán, Guerrero y Chiapas igual se volvieron dueños de la negociación con los gobiernos en turno, éstos que cedieron a sus demandas, que les disculparon vandalismo y cerraron los ojos al creciente poder de líderes disidentes que se enriquecieron merced a la industria de la protesta y la amenaza, salpicada con movilizaciones y plantones.

 

Pero el pasado 10 de junio, vísperas de iniciar las vacaciones de verano, buena parte del magisterio en paro, de las cuatro secciones integrantes de la CNTE en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas,  se aprestaba disfrutar del largo asueto. Por eso, aparentaron entrar en un receso de consulta mas no respondieron al emplazamiento y algunos volvieron a las aulas.

 

Construido un singular imperio magisterial sustentado en el control presupuestal, la venta de favores y el tráfico de plazas, la amenaza a la autoridad estatal y federal, movilizaciones que se tornaron violentas, plantones y absoluto olvido de millones de escolapios de esas cuatro entidades y eventualmente en algunos centros educativos del Valle de México, el de la CNTE se imaginó un caso de imposible solución, empero apaciguado merced a la cesión de prebendas e impunidades.

 

Por eso, a la advertencia del subsecretario Luis Enrique Miranda, de que el plazo para cumplir con la condición para reanudar negociaciones, vencía el lunes 15 de junio, Juan José Ortega, dirigente de la sección 18 del SNTE bajo control de la CNTE, dijo que hasta no tener una consulta con sus bases, no responderían.

 

El encuentro de Miranda con integrantes de la Comisión Nacional Política de la CNTE duró unos cinco minutos y fue concluyente. Y ninguno de los 36 integrantes de esta cúpula dirigente de la disidencia magisterial entendió el mensaje; imaginaron quizá que se trataba de una fanfarronada y, como en otros momentos, volverían a la mesa de negociaciones.

 

Igualmente dudaron que el presidente Enrique Peña Nieto cumpliera aquella advertencia de poner orden y acabar con impunidades. La decisión tomada en Los Pinos de respaldar al gobernador Gabino Cué, acotaba el mejor mecanismo legal para desbarrancar ese poder fáctico del magisterio disidente que había llegado a extremos violentos y de abierto reto a la autoridad, como pretender sabotear los comicios del pasado 7 de junio.

 

Y ésta llegó mediante un mecanismo elemental, un decreto básico que debió haberse dictado hace tiempo para detener el crecimiento de poder e influencia de estos líderes de la disidencia magisterial.

 

Sí, pero el gobernador Gabino Cué requería del apoyo que le habían negado en la administración de Felipe Calderón y que, en la actual, por su condición de recurrente negativa a meter orden y coordinar tareas con el gobierno federal, simplemente no tenía.

 

Empero, la situación se había vuelto insostenible. Por ello, no fue casual que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión lo citara a una reunión de trabajo para atender el tema de la Reforma Educativa que especialmente en Oaxaca estaba frenada e incluso enfrentaba una iniciativa en análisis por el Congreso local.

 

Así, ante senadores y diputados integrantes de la Segunda Comisión de Relaciones Exteriores, Defensa Nacional y Educación Pública de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, Gabino Cué abrió la caja de pandora controlada por la CNTE y planteó el imperativo de que el gobierno de Enrique Peña Nieto entrara en su auxilio. El plan para desactivar a la CNTE estaba en marcha. Sólo faltaba el fundamento expuesto por el gobernador.

 

“(…) De ahí pues el imperativo de comprender, atender y procesar la problemática educativa oaxaqueña, como una causa y prioridad del Estado Mexicano, y no concebirlo como una responsabilidad exclusiva del gobierno de Oaxaca, cuyas posibilidades para resolver de fondo esta problemática histórica, han resultado insuficientes”, dijo Gabino Cué en el Senado.

 

Y luego tocó el punto nodal de esta crisis interminable y que ha perjudicado a la educación de cientos de miles de escolapios. A saber.

 

“Basta señalar que desde hace 23 años, el 92 por ciento de la estructura del personal del Instituto de Educación Pública del Estado de Oaxaca es sindicalizado, incluso sus mandos medios y superiores, lo que ha impedido a los gobiernos estatales en turno, diseñar y operar una eficiente política educativa que favorezca el desarrollo educativo de la entidad.

 

“Se trata de un esquema de apropiación de las estructuras educativas del Estado, apuntalando por una membrecía sindical integrada por más de 83 mil trabajadores, cuya capacidad de movilización ha superado, históricamente, los mecanismos de contención y control de los gobiernos estatales.

 

“Esta es la principal razón que ha imposibilitado el registro de los controles de asistencia y la aplicación de descuentos y sanciones administrativas en el sistema educativo de nuestra entidad”.

 

Este martes, en consecuencia, se echó a andar el plan técnico legal que se diseñó entre el gobernador Cué Monteagudo y los operadores de la Secretaría de Gobernación, instruidos por Miguel Ángel Osorio Chong quien, con el control de la situación, confió ante un selecto público congregado en el Salón Juárez del Palacio de Cobián, que la decisión de transformar al IEEPO “se tomó hace varios días”.

 

En ese acto se firmó el convenio de colaboración “Agenda por Michoacán”, ni más ni menos que con los gobernadores constitucional y electo, Salvador Jara Guerrero, y Silvano Aureoles Conejo, respectivamente. El mensaje es claro e incluso Silvano adelantó que gobierno y sociedad michoacanos lograrán solucionar los problemas de la entidad, con una visión democrática e incluyente.

 

Y advirtió que se tomarán medidas radicales: cero tolerancia a la corrupción y a la impunidad; transparencia y rendición de cuentas, y aprovechar el potencial del estado para impulsar el desarrollo económico.

 

Silvano Aureoles Conejo es de filiación perredista. Gabino Cué Monteagudo llegó al gobierno de Oaxaca como candidato de una alianza que incluyó al PRD, el PAN y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano). Ambos ponderan al gobierno de Enrique Peña Nieto y ofrecen colaborar con su gobierno.

 

Osorio Chong dijo que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto encontró un país desesperado, con enojo y con exigencia y  pudo seguir la inercia y no exponerse a ninguna dificultad, porque eso era lo cómodo y eso era lo que permitiría pasar seis años sin ninguna complicación. Y aseguró que las reformas estructurales afectaron intereses.

 

¿Quiénes detentan esos intereses afectados? ¿Son la mano que mece la cuna desde diciembre de 2012? Bueno, el primer manotazo presidencial seguramente generará una reacción violenta de la disidencia magisterial. Sí, pero bajo advertencia no hay engaño. Lo que sigue, y que será pronto, responderá a inquietudes sociales. Conste.

 

MIÉRCOLES. Lo dicho, el retorno de los brujos encapuchados como el reciclado TUCOM (Todos Unidos Contra Manlio). Digo.

Lo que sigue

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