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  • Reyes Baeza, los retos del ISSSTE

Columnista del periódico La Crónica de Hoy. Director del portal Entresemana.
Correo: sanchezlimon@gmail.com
Twitter: @msanchezlimon 

En esto de la praxis política suele incurrirse en amnesia selectiva. A Jesús Zambrano Grijalva se culpó de romper una regla no escrita, aunque sí interpretada del artículo Octavo, párrafo tercero del Reglamento de la Cámara de Diputados, por criticar al gobierno de Enrique Peña Nieto y plantear su retorno al Palacio Legislativo para rendir su informe de gobierno, lo que ofendió en extremo a la bancada del tricolor y, de la mano, a la ecologista.

 

Sin embargo, el proceder de Zambrano, con sus bemoles, fue una travesura pueril comparado con la severa crítica que, el 1 de septiembre de 1999, hizo el panista Carlos Medina Plascencia en su carácter de presidente de la Mesa Directiva de la Cámara baja, cuando respondió al entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, en su quinto informe de gobierno.

 

Entonces fue un verdadero escándalo que ofendió a las buenas conciencias, pero el PRI había perdido hegemonía en el Congreso de la Unión, merced a la que se avistaba sana distancia dictada por el doctor Zedillo frente al partido que lo encumbró e hizo Presidente de la República.

 

En esos días, arranque del último año de la entonces LVII Legislatura, la mayoría en la Cámara baja la tenían el PAN y el PRD que habían defenestrado de la presidencia de la Gran Comisión a Arturo Núñez Jiménez, entonces priista distinguido, hoy gobernador perredista de Tabasco.

 

Ese 1 de septiembre de 1999, Medina Plascencia, entre otras lindezas y pinceladas discursivas calificó de retórica vacía y desgastada, al informe de Zedillo. “¿Alguien puede afirmar que ya ha pasado lo peor mientras comunidades indígenas siguen acumulando miseria y desesperanza?”, planteó el panista en su respuesta al quinto informe presidencial.

 

Ofendido en grado sumo, Rafael Oceguera, vicecoordinador de la bancada del PRI, advirtió que demandarían la destitución de Medina Plascencia de la presidencia camaral por haber violado el artículo 8, párrafo tercero, del Reglamento de la Cámara de Diputados, que mandata: “Acatar los acuerdos del Pleno, de los órganos directivos, comisiones y comités”.

 

Pero no pasó nada. Como nada ha pasado con los que podrían considerarse excesos verbales de Jesús Zambrano.

 

Porque, a los oficiosos defensores de la castidad legislativa de Jesús Zambrano Grijalva la respuesta les llegó, sin medios tonos, de parte de Enrique Peña Nieto, quien habría sido el principal ofendido por la ruptura de las reglas no escritas de la liturgia camaral y el emplazamiento a retornar al Palacio Legislativo de San Lázaro a encabezar El Día del Presidente, en voz del presidente de la Cámara baja. “Oye, Jesús, eso que vimos ayer (lunes en San Lázaro) lo vamos a seguir viendo, es normal, así que a seguirle para adelante”, dijo el Presidente a Jesús Zambrano, según versión de éste.

 

Y el extrañamiento del PRI y del PVEM a Zambrano por esa propuesta al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, de la procedencia de retomar la praxis de que el Presidente acuda a la Cámara de Diputados, amén de que como presidente camaral cuestionó y criticó a la tarea del Ejecutivo Federal, quedó zanjado en un breve intercambio de impresiones entre Zambrano y el coordinador de la bancada priista, César Camacho Quiroz.

 

“Mutuamente dijimos, entonces, vuelta a la hoja, vuelta a la hoja, se acabó, no hay problema, las cosas se plantearon como cada quien las veía, pero de ninguna manera ningún problema, y la confianza desde luego para que sigas en la función, sin ningún señalamiento de nuestra parte”, refirió Zambrano. Y punto.

 

¿Cuál escándalo? Como en los choques lamineros, cada quien con su golpe. Pero se sentó un precedente y ese ordenamiento del párrafo tercero del artículo octavo del Reglamento de la Cámara de Diputados, es un ejemplo más de la flexibilidad con la que se interpretan disposiciones legales. Total, como dijo aquel, ¿a poco no?

 

Por cierto, en su quinto informe, Zedillo censuró “la irresponsabilidad, la demagogia, el populismo, el afán enfermizo por lograr el aplauso fácil o incluso el temor de hacer lo que debió hacerse, en el manejo de la economía que debe ser responsable para que realmente sirva a la gente, sin posponer ni mucho menos simular soluciones”. Cualquier parecido con cierta parte central del mensaje de Enrique Peña Nieto, del martes último, es mera coincidencia. Digo.

 

VIERNES. José Reyes Baeza Terrazas, nuevo director general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), sostuvo, este jueves, su primera reunión de trabajo con los 35 delegados del Instituto de todo el país, directores médicos y generales de clínicas y hospitales, junto con el equipo directivo de la institución, en la sede de ésta en Buenavista, con asistencia de la representación sindical.

 

En la reunión, Reyes Baeza se presentó y saludó a los asistentes y los exhortó a trabajar y dar prioridad a la medicina preventiva y la mejoría en la hospitalización, es decir, que los trámites no sean largos. “Debemos poner énfasis para que cada mujer, niño y adulto reciba el mejor trato humano, porque la atención a la salud es uno de los bienes jurídicamente tutelados por el Estado mexicano”.

 

También abordó el tema de las nuevas plazas para el área médica propuestas para 2015 y 2016. Respecto del recorte presupuestal expuso que habrá que actuar con creatividad, imaginación y eficiencia, en beneficio de los 12.8 millones de derechohabientes del Instituto. Conste.

 

 

­­Medina Plascencia, Zambrano y el PRI

 

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