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México (Infórmate).- Al lado derecho de los leones del Bosque de Chapultepec, en los tres árboles grandes y viejos con sus jardineras, frente a la secretaría de Salud, se reúnen paileros, fontaneros, electromecánicos, mecánicos industriales, electricistas, tuberos, soldadores, mecánicos de piso, todos ellos trabajadores de la construcción de la vieja guardia, pioneros orgullosos en la construcción de los edificios más altos e importantes que existen en la ciudad de México, en la República Mexicana y en algunos países de América Latina.

 

A este lugar, los ahora "setentañeros" hombres de la construcción le denominan "La Lágrima", nombre que tiene muchas anécdotas, como la que recuerda el señor José Mayén: "La Lágrima" nació hace 50 años, posiblemente Manuel Bermúdez, "El Gorilón" fue el que pensó llamarle así a la zona donde nos reuníamos los trabajadores para ser contratados por las diversas empresas constructoras de la época, quien decía "como no hay trabajo, andamos con la cara de lágrima" y por eso nos reunimos hasta ahora en "La Lágrima", aunque al "El Gorilón" hace tiempo que nadie lo ve, no se sabe dónde anda, nadie sabe nada de él...

 

Así como el señor Mayén, otros trabajadores que conseguían los trabajos por contrato, mencionan muchas compañías que les daban empleo en aquella época que nuestra ciudad empezaba a crecer y en la que había trabajo para ellos, como la Car, la Constructora Incontri, que se encontraba en las calles de París e Insurgentes, con el ingeniero Cristiani; Ingeniería y Fuerza, en las calles de Bolívar, enfrente de la fuente de las ranas; la Compañía Allen, en Álvaro Obregón e Insurgentes, ubicada en el edificio que sufrió daños severos durante el temblor de 1985; la compañía constructora del licenciado Saucedo, en el edificio de PEMEX, ubicado entonces en Humbolt  y Avenida Juárez, y con la última que tuvieron  contrato, que fue Bufete Industrial, ubicado primero en Insurgentes y París, en el edificio Mayorca, que luego se cambió al edificio ubicado en las calles de Tolstoi y Dante, colonia Nueva Anzures.

 

Hace como 25 años -relatan los trabajadores-, nos reuníamos desde la calle de Dante hasta Mariano Escobedo. Allí se reunía "La Lágrima" para que nos contratara el Bufete Industrial, donde tratábamos con el señor José Mendoza y con el señor Pardo, fundadores del Bufete Industrial, pero después éste se cambió a Moras esquina Río Churubusco.

 

El señor José Mayén sigue recordando. Se acaricia la barba y dice: el señor Mendoza y el señor Pardo fueron los que hicieron el Bufete Industrial a lo grande; los dos ingenieros químicos con mucha visión; lo hicieron internacional y había mucho trabajo fuera de México. Del señor Pardo, no recuerdo su nombre, él murió hace ocho o nueve años.

 

Con su sonrisa se refiere a los buenos tiempos de la construcción. Como de 1.75 metros de estatura, fuerte, con 74 años de edad, dice: soy mecánico de piso, trabajé en Monterrey, Tampico, Guadalajara. Con el señor Mendoza siempre fue buen trato...Trabajé en Pajaritos, Veracruz, en la planta de tetratilo de plomo de PEMEX, en la que le quitan el plomo a la gasolina. No trabajo desde 1992, el último trabajo que hice con Bufete Industrial fue Fibra Sintética S.A., FISISA, en Villa Coapa. Otra compañía en la que trabajé fue Detec, Desarrollo Técnico Industrial S.A., como supervisor mecánico, en la que hacían maquinaria para secar papel; fue en 1980.

 

"La Lágrima" tiene muchas anécdotas o historias, dice el señor Mayén, al recordar a "El Calzones", Armando Paz, quien estaba acostumbrado a trabajar en las estructuras sin importarle la altura, era soldador, pero salió a trabajar a la ciudad de Colombia, junto con  70 u 80 obreros, y nunca se levantó del asiento del avión, ni de ida, ni de regreso; así fue en todos los viajes que hizo en avión, y no se levantaba porque se hacía popó en los calzones.

 

Otro trabajador que habla es Enrique Jiménez "La Flecha", con 73 años, complexión delgada, 1.68 metros de altura, fuerte, pelo canoso, cuenta que la compañía Brand and Ruht, estaba en la avenida Juárez, cerca de la oficina del ISSSTE. Esa compañía mandaba a trabajar a Mar del Norte, puros trabajos internacionales. Los ingenieros Christiane y Flores dieron mucha contratación hace como 40 años. Yo trabajé en esa compañía para la obra que hizo el Departamento del Distrito Federal durante la época del regente Uruchurtu para traer agua de Chiconautla a la planta de San Cristóbal Ecatepec, de San Jerónimo a la Villa. La compañía Incontri, ubicada en París e Insurgentes era su socia.

 

Narra que el ingeniero Incontri y el ingeniero Flores eran muy cuates con toda la gente y con los trabajadores que trataban. Esa compañía también desapareció. Yo recorrí toda la República Mexicana. Trabajé en Obiachis, Sonora, en la hidráulica de Chicoasén; en  Colorines, en el sistema hidroeléctrico; en Temascal Oaxaca, en el sistema hidroeléctrico El Águila; en la refinería de Azcapozalco, en Minatitlán Veracruz, en la planta de luz; en Matehuala Río Verde, en la construcción de la termoeléctrica del Valle de México, rumbo a las pirámides de Teotihuacan, a 120 metros de altura. La compañía Wovery fue la del contrato, dicen que PEMEX deshizo al Bufete Internacional.

 

Enrique Jiménez asegura que otro mexicano con muchas ideas era el señor Enrique Bolaños, el que pensó hacer El Ángel, edificio de 55 pisos a un costado de la columna de la Independencia, pero Salinas de Gortari hizo la redada donde también se llevó a Joaquín Hernández "La Quina".

 

El señor Joaquín Mucio Leyva, de pelo cano, con sus 83 años, tiene mucho que contar. Era soldador. Llega cada 15 ó 20 días de visita a sus compañeros de trabajo. Se reúne en "La Lágrima", sólo muy forzado contesta las preguntas. Dice: trabajé en la refinería 18 de marzo de Azcapozalco, también en Tampico, en el Auditorio Nacional; trabajé con Bufete en obras como Hules Mexicanos, Negromex, fábrica de pinturas Dupont, fábrica Lock Yong; en los Indios Verdes, en tubos de drenaje de alto rendimiento, también fui a Campeche y a otros lados más; desde hace 13 años no trabajo. Deja la plática y con una sonrisa se despide.

 

Arnulfo Rodríguez "La Inquieta" relata que en los años 65 a 70, fue presidente de la Liga de Soldadores; éramos 30 mil trabajadores: tuberos, paileros, mecánicos de piso, electricistas, trabajadores de todas las especialidades de la construcción. Viendo que éramos un grupo fuerte, Fidel Velásquez me mandó a llamar para que nos uniéramos a la CTM, pero yo no acepté la propuesta, todos los de la Liga apoyaron la decisión, pero Fidel Velásquez, como hombre fuerte de la CTM, nos bloqueó todas las fuentes de trabajo por el poder que tenía y nosotros tuvimos que ingresar a fuerza para tener trabajo en la construcción.

 

Otro trabajador que actualmente se reúne en "La Lágrima" con sonrisa y saludando a todos los compañeros es José Rangel Aguilar, alias "Charles Bronson", soldador. Trabajé en Monterrey con la compañía Hylsa, en la hechura de Torre Alta del Horno y conocí "La Lágrima" en Humbolt y Avenida Juárez. Trabajé al inicio del hall del hotel María Isabel, la estructura del piso 11 de la alberca del hotel, la estructura remachada y soldada en el sótano, la montura de la maquinaria de lavandería; en la industria del hierro, en el puente de Zapotlanejo Jalisco; en la torre de telecomunicaciones, en la Alberca Olímpica, en el Palacio de los Deportes; en el puente internacional de Coahuila a Texas. Ahí murió el ingeniero Fernando Espinoza en un accidente de trabajo, por eso lleva su nombre. "Charles Bronson" lleva ese apodo por el parecido que tiene al actor de cine; se lo pusieron en Monterrey cuando trabajó en la compañía Hylsa.

 

Al terminar "Charles Bronson" su plática, el señor Mayén comenta que en la modernización que tiene PEMEX en la refinería de Ciudad Madero en el estado de Tamaulipas, los coreanos contratados para la obra ponen sus condiciones, no contratan a ningún soldador mexicano, porque dicen que no reúnen las condiciones de trabajo y traen a 700 filipinos para las obras de PEMEX. Ojalá la secretaría de Gobernación no dé permiso para esos trabajadores extranjeros y no los deje entrar por lo que significa en el desplazamiento de los trabajadores nacionales. Esta es la segunda vez que vienen los coreanos para trabajar en la  refinería de Ciudad Madero, precisa.

 

A ello, Mauricio Luján "El Patas Verdes", mecánico de piso, quien acaba de trabajar con la compañía Bechtlec, en la termoeléctrica de San Luis de la Paz, en la Huasteca Potosina, agrega que la primera vez fue en Cadereyta, Nuevo León, hace como dos años, en la remodelación de la refinería que tiene un proyecto grande para seis años, y nadie protestó por los coreanos que sustituyen a los trabajadores mexicanos.

 

Pero para el gusto de todos los trabajadores, Antonio Domínguez comenta que hace unas semanas regresó de Ciudad Madero, adonde llegó un avión lleno de coreanos para trabajar en la obra de PEMEX. Allí se reunió el grupo del sindicato interino de la CTM para no dejar trabajar a los coreanos, pero para la sorpresa de todos, los coreanos que tienen a su cargo la obra decían: levanten la mano 15 tuberos, de los coreanos, ninguno; de los mexicanos, sí; levanten la mano 20 paileros, de los coreanos, ninguno; de los mexicanos, sí; levanten la mano 20 mecánicos de piso, los coreanos, ninguno; los mexicanos, sí; y así sucedió con todos, con los fierreros, con los carpinteros, con los electricistas, con los albañiles, pero cuando dijeron levanten la mano todos los soldadores, todos los coreanos levantaron la mano.

 

El avión regresó con todos los coreanos y los trabajadores mexicanos tendrán trabajo en Ciudad Madero, asegura Antonio Domínguez.

 

No hay trabajo, "andamos con la cara de lágrima"

 

 Vanguardia Digital

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