Tierra del mezcal, sones en zapoteco, la unidad de nuestras culturas ancestrales, las “tlayudas” son parte de nuestra identidad como mexicanos y lo porta el estado de Oaxaca. Caminé por el imponente Monte Albán y encontré a un indígena que me dijo: “Joven suba a lo alto de la pirámide y sentirá como el viento le cura el alma…” con voz cansada, un sombrero de paja y una mirada profunda. Al subir el montículo descubrí la belleza de este maravilloso pueblo, el significado de las diferentes tumbas y sí, las caricias del aire. En lo alto, comprendí como nuestros ancestros cuidaban sus costumbres, su tierra, nuestras raíces.
El siguiente destino me recibió con su Mercado de Artesanías, para subir a una nueva zona arqueológica oaxaqueña, el Conjunto Monumental Atzompa que significa “Sobre la cabeza del agua” donde se encontraron 29 montículos, 13 plazas, 1 adoratorio, 3 juegos de pelota y 3 caminos, entre otros espacios que habitaron los zapotecos.
Al llegar al centro, sus diferentes propuestas como el Museo Textil me dejaron maravillado, así como el pasaje a un costado de esta pinacoteca. También la preciosa Iglesia de San Agustín, en la cual pude presenciar la misa para un difunto, que entre sones oaxaqueños despiden a éste y con algo de copal ofrecen al absoluto la “luz perpetua” para quien dejo este mundo.
La comida de los oaxaqueños es de otra categoría: el tasajo, los moles, las memelas y sus caldos, obliga a subir un par de kilos porque es irresistible negarse a algún platillo. Después de este festín culinario, la opción es caminar un poco, y para esto el recorrido por el viejo y frondoso Tule es una excelente opción, el Ahuhuete cuenta con más de dos mil años de antigüedad y el admirarlo te deja pasmado con el tamaño de este milenario árbol.
Así que si buscas una alternativa un tanto más cultural déjate llevar por los aires oaxaqueños, que seguramente te dejarán fascinado y con ganas de regresar.
Oaxaca… aires con cultura.
Oaxaca es uno de los estados que cuenta con una vasta identidad cultural. Su historia milenaria habla con sonidos del viento que cuentan… que curan el alma en sus dos zonas arqueológicas, el primoroso centro con esa relajada y agradable esencia, su exquisita gastronomía, así como el viejo y enorme Tule, son algunos de los preciados espacios de esta metrópoli.