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 “Simulación y farsa”, se lee la frase de escritura apurada en la cartulina enhiesta por un perredista que viste camisa blanca con rayas beige, de lentes y expresión de pasmo; le cuelga del cuello el gafete que le dio acceso, voz y voto de la mano, al cónclave del PRD. Contrasta con la imagen desgarbada de Agustín Basave Benítez que tiene la sonrisa congelada y sus ojos claros evidencian satisfacción, algo así como el slogan panista “¿a poco no?”

Columnista del periódico La Crónica de Hoy. Director del portal Entresemana.
Correo: sanchezlimon@gmail.com
Twitter: @msanchezlimon 

Es el PRD gatopardo. Los Chuchos ahí, los Chuchos allá. Se fue Carlos Navarrete, Chucho confeso y enemigo jurado de Andrés Manuel López Obrador, y quien asume su relevo confiesa andar en busca del Peje. Basave Benítez, académico de nacencia priista que transitó como parte de “las viudas de Colosio” y estuvo en el PRI hasta que el PRI no llenó sus aspiraciones y se dejó seducir por los generales del perredismo que se debate entre el ser y no ser, el dilema de la conjugación de intereses de las tribus del Sol Azteca.

 

Ahí, la escena de los triunfadores que niegan acuerdos pero son consecuencia del acuerdo para no arrastrar la zalea del perredé por las lastimosas calles de la derrota cuando ya no les alcance la membresía del tres por ciento y corran la misma suerte de la sedicente izquierda del Partido del Trabajo: la pérdida del registro y el acceso a la llave de las jugosas prerrogativas que, por ley, otorga el Instituto Nacional Electoral.

 

Sábado de Consejo Nacional perredista. Sesión de trámite y quizá por ello la protesta en la cartulina sea sólo un reproche de escenografía. Cuestión de cuidar las formas porque no puede ser un relevo terso, como día de campo que carece de la esencia de este perredé sin la beligerancia que le acarrea denuestos de la propia militancia que extraña plantones y tomas de tribuna en la Cámara de Diputados a punta de mentadas de madre con pinceladas legislativas.

 

Porque, ¡válgame!, cómo esperar que desde la presidencia camaral Jesús Zambrano Grijalva, ¿el Chucho mayor?, se auto imponga veto en el micrófono, aunque haya roto reglas no escritas desde ese máximo cargo del Poder Legislativo. Y, bueno, ni qué pensar al maestro Basave en el intento de arrebatar el micrófono del presidente Zambrano, inconforme con lo que usted quiera, pretextos han sobrado a las huestes que hasta en lomos de jamelgo han entrado al Palacio Legislativo de San Lázaro.

 

Y, señoras y señores, en esta sesión del Consejo Nacional, cuando por 295 votos en pro de 304 del Consejo Nacional PRD ya se había sacado la rifa del tigre como presidente del CEN perredista, despojado de la dieta como diputado federal porque pidió licencia, Agustín Basave alza la siniestra de su compañera de fórmula, Beatriz Mojica Morga, que lo acompañará en estos caminos que pretenden recuperarle al perredé hasta el modo de mirar al contrincante.

 

La guerrerense Beatriz Mojica Morga se deja querer y suelta la diestra para que Basave se la alce delicadamente en la elemental imagen del triunfo. Mojica disfruta del premio de consolación: Secretaria General del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática. ¡Faltaba más! En Guerrero la arrolló la misoginia perredista, no fue gobernadora interina ni electa porque en las urnas la derrotó estrepitosamente el priista Héctor Antonio Astudillo Flores. ¿A poco no?

 

El maestro Basave viste trajo beige, camisa azul y una corbata que trae más reminiscencia del Movimiento Ciudadano que del amarillo perredista. Empero, la Secretaria de Desarrollo Social que fuera en el gobierno de Ángel Heladio Aguirre Rivero, desborda alegría y luce pulcro el saco blanco y el vestido amarillo, como cuando andaba en campaña en busca de la gubernatura de Guerrero.

 

Pero, qué dirán los perredista que deambulan por el salón una vez que su nuevo pastor les ha advertido que se alinean o se alinean porque llega a limpiar la casa y no permitirá delincuentes en el partido. ¿A quiénes aludirá el maestro Agustín?

 

Y, bueno, qué hay con eso de que se acabaron los pactos con el gobierno y, en adelante, con Enrique Peña Nieto y, ¡por supuesto!, su equipo en el gabinete, sólo habrá diálogo. Pues, entonces qué ha habido en tres años. Lo del Pacto por México fue, entonces, ¿acuerdo que ruboriza porque se pactaron asuntos inconfesables?

 

¿Qué habrá pasado por la mente de Jesús Zambrano, Jesús Ortega, Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta Naranjo? ¡Vaya con el académico! Apenas y rindió protesta y se pelea con la cocinera y la acusa de guisar en trastos llenos de cochambre. ¿Les sabe algo, o les abre la correspondencia?

 

Lo cierto es que, enunciativo o no, materia para la comidilla mediática o no, el nuevo líder del perredé anuncia una Comisión para combatir a la corrupción en el partido. O sea que todos los perredistas, en tanto dicha comisión no desahogue expedientes, están bajo sospecha.

 

Lo peor es que, merced a la operación limpieza --¿dónde he escuchado la misma advertencia que suele ser oferta de campaña?—el académico Basave Benítez prevé expulsiones y, ¡horror!, hasta una posible alianza con Andrés Manuel López Obrador, el mismo que convertido en símil del Demonio de Tasmania --¿será de Nacajuca?—se fue del perredé al que maldijo y despreció y llamó lleno de corruptos vinculados a la mafia del poder.

 

¡Ah!, de pronto, a quienes pueblan las tribus les volvió el alma al cuerpo cuando el maestro Agustín Basave Benítez ofreció que trabajará en la reconciliación interna.

 

Pero, que alguien me explique cómo está eso de que habrá una limpia en el partido pero “se acabaron los tiempos de pactos (y) seremos opositores críticos”. ¿Se quedan o se van los pactistas? Dice que no se solapará a ningún delincuente que se escude tras el emblema del Sol Azteca. Conste.

 

LUNES. En el caso de Santa Fe, sólo es cuestión de desempolvar algunos expedientes de aquellos días de gloria de cuando Manuel Camacho Solís apisonaba su camino en busca de la candidatura presidencial. La carrera fue costosa; muchos millones de pesos se repartieron entre quienes protestaban en el Zócalo con demandas venidas de otros lares, como Tabasco. Casualmente todos los conflictos tenían solución en el diálogo con el entonces jefe del Departamento del Distrito Federal y su brazo derecho, el joven Marcelo Ebrard. Y de aquella naciente zona exclusiva, con terrenos carísimos, salían dineros que no llegaban completos a la Tesorería capitalina y menos a la de la Federación porque no eran terrenos federales, no, eran propiedad del DDF. Cuestión de escarbarle y, como en las heridas malsanas, saltará la pus. Digo.

 

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Perredistas bajo sospecha

 

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