• La esperanza le pertenece a la vida,

 

• es la vida misma defendiéndose.

 

Julio Cortázar

 

Estimado lector es un gusto saludarlo en este espacio de reflexión, en una semana que ha estado plaga en información sobre la visita del Papa Francisco, en un México verdaderamente convulsionado, tanto en la parte de seguridad y derechos humanos, como en la económica y los recortes al gasto público.

 

En términos generales la visita papal puede considerarse un éxito como pastor de fe, también como Jefe del Estado Vaticano, los discursos han sido fuertes y directos en el caso de la corrupción y la política, los prelados, jerarcas de la Iglesia Católica no pueden seguir viviendo como “príncipes de la edad media”, mucho menos ser comparsas y tapaderas de los corruptos en todos niveles.

 

Tal y como lo anticipamos, no se reunió con las familias de víctimas y desaparecidos como los 43 normalistas, ni tocó el espinoso tema de la pederastia. El primer tema fue impulsado por la sociedad civil y no por los medios de comunicación como lo afirmó Federico Lombardi, vocero del Vaticano, y que representa un vacío en la visita de Francisco al país, la verdad sea dicha, él no resolverá los problemas, pero representa un poco de “esperanza”, no solamente divina, si no para hacer eco a nivel internacional, porque las autoridades han perdido la credibilidad.

 

Del segundo caso, los pederastas y el encubrimiento de Norberto Rivera Carrera, ni una palabra, y es que México representa un bastión católico importante para la Iglesia, así lo entendió Juan Pablo II, quien se hizo Papa aquí, también fue en este país donde se elevaron las voces para que se convirtiera en San Juan Pablo II, donde años atrás encubrió al depredador sexual Marcial Maciel.

 

Entonces, ¿Francisco representa el inicio de una iglesia renovada? Tal parece que en el discurso y ante la prensa se maneja esta imagen, pero en la realidad las cosas han cambiado muy poco en el actuar y las políticas vaticanas.

 

El Papa dejó el territorio nacional con una estela de “esperanza” para su grey, unos discursos fuertes que no mellaron la coraza cínica de la clase política, pero los que verdaderamente están obligados a cambiar, son los ministros de la Iglesia Católica.

 

Dice Marshall Berman que “todo lo solido se desvanece en el aire”, y la esperanza, para los creyentes, es lo único que queda, porque las cosas seguirán igual.

 

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