Con Francisco Lizarazo
Periodista, comunicador social, catedrático y Director del portal Visiones Particulares
Ramírez, el mago malo
(Argentina).- ¿Por qué usted es Malo? le pregunta el periodista, con lentes estrafalarios y un resaltador que usa como si fuera un micrófono, al mago que ha venido a entrevistar para una importante cadena de televisión. El artista de la ilusión, con una seriedad que recuerda a Gabriel Schultz en su personaje del “Licenciado en actitud”, lo mira y responde: Porque sí.
Esa respuesta que dejaría a más de uno con ganas de golpear al mago, por su poca sensibilidad y roce social, es solo una muestra de la actitud de Ramírez para con la vida, un mago al que poco le importa que vean cómo se hacen los trucos, ya igual los aprendimos con el “mago enmascarado”, que en la televisión reveló con lujo de detalles muchas de las ilusiones que nos maravillan en escena, porque – en este caso – el ilusionista lo que busca es divertir.
“Lo que realmente resulta atractivo y divertido en la magia no reside en saber dónde está el truco de un determinado juego, sino en ser partícipe del espectáculo y disfrutar de él, entrar en el mundo de la ilusión por más sencilla que ésta sea y dejarse llevar por el personaje de la escena”, ha revelado el mago en alguna entrevista, no en esta con el falso periodista.
“Ramírez, el mago malo” es un espectáculo donde Carlos Ramírez, quien en realidad es mago de bares y salas, desarrolla un show entre diálogos y magia.
Lo acompaña en esta aventura Juan de los Palotes, una especia de “utility” que es presentador – o por lo menos lo intenta- y entrevistador de un canal ficticio de televisión.
Como presentador es tan malo, que uno de los mejores trucos del mago malo es cuando lo desaparece para sustituirlo por su bella asistente, Gloria.
El espectáculo de Ramírez y Juan se presentó en la sala Martín Raúl Galán, altos del Teatro Mitre, dentro del Ciclo de Teatro Infantil y Juvenil, organizado para las vacaciones de invierno 2015 en la provincia de Jujuy, en Argentina.
Con dirección de Marcela Cura el show mezcla algunos trucos de magia, con participación del público, y gag o sketch, pero les falta soltura, pareciera que se les olvida el parlamento y que uno debe darle el pie al otro para poder interactuar.
Lo de malo del mago no es solamente por su actitud, que es parte del personaje, o porque los trucos carecen de suavidad en sus movimientos, revelando el truco constantemente, sino también porque utiliza un conejo al que somete a una aplanadora para así poder enviarlo por correo en un sobre, o porque expone a gases mortales a otro de sus conejos. Afortunadamente, los animales son de peluche y en realidad nadie sale dañado en escena, bueno… tal vez un poco el arte sea el que se vea disminuido.
Los movimientos en escena son más que elementales, poca dirección diría uno, y a veces no saben hacia dónde deben colocarse en el escenario.
Independientemente de la actitud de Ramírez, o de la poca gracia que despierta Juan de los Palotes en el público, este espectáculo produjo varias risas y asombros en la mirada de los más pequeños en la sala, lo que a la larga es más que suficiente cuando se quiere entretener a la audiencia, aunque no estaría de más una revisión de la puesta en escena.
Que en las vacaciones de invierno existan alternativas en títeres, clown, magia y mimos es una buena manera de ir creando el hábito de ir a las salas de teatro, porque si desde niños vamos con regularidad, seguramente de adultos seamos seres más interesados y con mayor criterio en materia cultural, lo que redundará en un mundo con mayor armonía y cuidadoso de todo lo que nos rodea, o esa es mi Visión Particular.
PD: Si quieren ver más del mago, este sábado 18 de julio – a las 22 horas – estará presentando su otro espectáculo “Sin Fe no hay magia” en la sala Martín Raúl Galán, en los altos del Teatro Mitre.
@visionesp