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  Por Francisco Lizarazo

Periodista, comunicador social  y  Catedrático

 

La Casa y la strelitzia

 

 

Antonio Acosta y su esposa Luisa deciden cerrar, bajo siete llaves, las puertas de la que había sido su casa.

Una mañana de invierno, Antonio recibe una llamada de un potencial comprador de la casa  Takeshi Mikano, un japonés de 80 años con una vitalidad absolutamente asombrosa para su edad y dueño de uno de los viveros más grandes de Escobar.

 

La oferta que le hace es firme. Antonio va al vivero, algo del silencio que encuentra entre esas plantas y flores hace que abandone por completo   su agitada agenda de comitiva, campañas y actividades partidarias. Se quedan charlando, hasta que Takeshi pregunta si está dispuesto a  vender la casa. Antonio argumenta que es una propiedad familiar. En ese instante Antonio ve una strelitzia con una forma de pájaro que parece hipnotizarlo. Takeshi le advierte y le dice que le llevó 8 años alcanzar ese tamaño. El japonés se levanta  y le da un sobre con las semillas de esa flor y le pide que las plante en el que le hubiera gustado fuera su hogar.

 

Antonio se emociona y promete plantarlas. Desde ese momento Antonio habla por teléfono todas las semanas con Takeshi. Ante la frecuencia de los escapes a la casa, Luisa sospecha que su marido tiene un affaire. Pero Antonio la lleva y quiebra su desconfianza con un pequeño, modesto y florido jardín. Poco después la familia vuelve a usar la casa como un lugar de encuentro familiar. Es ahí – apenas dos años después de conocerlo – que Antonio se entera a través de  un empleado del vivero que Takeshi ha muerto.

 

Es un día primaveral y mientras espera que lleguen sus hijos y nietos, se encierra en el baño y llora unos minutos. Luego se seca las lágrimas, se lava la cara y vuelve al jardín con su tijera de podar, al igual que cada domingo.

 

Este relato pertenece al capítulo 9 de La Casa, una serie argentina de televisión, idea original y dirección de  Diego Lerman y que en sus capítulos cambian los relatos y los personajes, pero la casa se mantiene como excusa para contar distintas historias.

 

La historia la traigo a colación porque vi parte de este capítulo el día viernes y el sábado estuve en la vieja estación del tren de San Salvador de Jujuy (donde ahora funciona el Centro Cultural Gral. Belgrano) para asistir a la a 5ta Exposición Provincial de Floricultura llamada “La flor más bella y ahí estaba una strelitzia con forma de pájaro como la que maravilló a Antonio en el relato.

 

Esta muestra organizada por la Asociación de Plantas Ornamentales de Jujuy (APOJUY) es como mencionó Marcelo Rodríguez, miembros de la Asociación, “una fiesta que celebra la vida y la belleza”.

 

Las flores y las plantas son seres vivos que logran transformar los hogares, el relato sobre la casa de Antonio Acosta es un ejemplo, y no solo en materia estética sino que ayuda a conectarnos con la salud, y con la vida.

 

Para lograr ese equilibrio entre las flores y la vida en los hogares, la exposición también ofreció conferencias sobre paisajismo, jardines sustentables, huerta urbana, algo que está muy de moda hoy en día.

 

La strelitzia con forma de pájaro estaba en un lugar especial, con un lindo fondo y frente a ella estaba un gran pavo real confeccionado con miles de flores de colores que formaban parte de su larga cola.

 

Más allá había venta de todo tipo de flores que uno pueda necesitar para su hogar. Eran unos 48 productores y cooperativas de flores que representaron toda la ciudad de San Salvador de Jujuy, y además de flores acuáticas también había una gran muestra privada de cactus y en otro sector había semillas de alimentos para la huerta.

 

Pasear por lo que una vez fue la estación del tren era mezclar la vida moderna con la paz que ofrece la vegetación, la naturaleza y permitía reflexionar, como lo hizo Antonio Acosta, en la necesidad de no alejar de nuestra vida el contacto con la madre tierra, los árboles y los frutos que podemos tener de la naturaleza, pero más importante aún es entender que no debemos destruir este inmenso jardín que está en el mundo que llamamos Casa y que nos pertenece a todos, principalmente a los que vienen detrás de nosotros, o esa es mi Visión Particular.

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