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México. - Acusado de portación y distribución de billetes falsos, Heriberto Becerril (a) “Chopo”, quien fue liberado del Reclusorio Oriente en 2012, cuenta sobre su estilo de vida, sobre el costo que tiene vivir en una cárcel, donde al igual que en la calle, las oportunidades te llegan de acuerdo a tu nivel socioeconómico, según tu educación, cultura, carácter, pero sobre todo suerte.

 

Beto o “Chopo” como es conocido dice que la cárcel es un gran negocio, y que a las autoridades les conviene que los penales estén sobrepoblados, como es el caso del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, que tuvo una capacidad inicial para tres mil internos, pero su población ha llegado a más de doce mil reos. “Esta aglomeración lo único que hace es generar más violencia y conflictos entre quienes ahí están.”

 

Madres cansadas, esposas enojadas, es lo que más se puede apreciar antes de ingresar al lugar de visita del penal, tal vez porque el camino para llegar no es lo más agradable. En medio de revisiones y malos tratos, el acceso se vuelve más bien un castigo…” los familiares dejan de visitarnos, creo que muchos entendemos que no es fácil dejar tus actividades diarias para venir, y sobre todo no es bonito entrar y ver éste paisaje”.

 

El ingreso no es fácil, demasiadas prohibiciones que se solucionan con darle algo de dinero a los custodios de la entrada, razón por la cual, dentro del lugar, se puede encontrar de todo, con mayor facilidad que en las calles.

 

Heriberto, actualmente, un hombre de 40 años, gozó de una infancia a la que él llama bonita, la cual disfrutó mucho. Vivía con sus padres y dos hermanos, siempre les inculcaron valores, principios y su mamá siempre estuvo pendiente de su educación, por lo que considera que la relación con su familia fue buena. Y dice que fue buena debido a que actualmente solo lo visitaba su papá, y parecía que lo hacía por compromiso. Su madre estaba enferma por lo que le era imposible ir a visitarlo, y sus hermanos (uno programador de computadoras, y otro chofer) aunque están en lista de visita aún no han ido a verlo, por lo que prefiere cambiar de tema y sonreír, argumentando que sus razones tendrán.

 

Chopo terminó la prepa, en la E.N.P. No. 8 Miguel E. Schultz, que quedaba cerca de su casa, empezó a dedicarse a los trabajos informales desde que tenía 13 años: fue cerillo en Aurrera, trabajó en Kodak de laboratorista, y ayudó en una tortería, pero dice que siempre fue flojo, aunque consciente de la necesidad del dinero para sobrevivir, “porque eso he hecho siempre, vivir al día, a pesar de haber manejado mucho dinero (ya en mis negocios truculentos). Nunca supe que quería ser, siempre fui muy a la deriva, creo que me faltó orientación por parte de mis padres, quienes, a pesar de darnos la oportunidad de estudiar, e impulsarnos, no tienen ningún tipo de estudio, bueno ni la primaria. Creo que en algún momento me interesó mucho la Biología, lo natural…estar en contacto con la naturaleza, pero no le presté atención a ese impulso. Siempre me guié por lo malo, o bueno no tanto malo, eso dependerá del cristal con el que lo mires, pero con todos esos trabajos que tuve de chico me di cuenta que nunca iba a salir de lo mismo, así es el sistema…entonces busqué la manera de burlarlo, y honestamente me causa mucha adrenalina.”

 

AL INICIAR LA ENTREVISTA ME DIJISTE QUE SOLO ESTÁS ACUSADO DE PORTACIÓN DE BILLETES FALSOS. ¿DE QUÉ MÁS PODRÍAS ESTAR ACUSADO?

 

Pero te vas a asustar o pensar que soy malo… ¿No?

 

¿CREES ESO? SI ME HUBIERA ASUSTADO, NO ESTARÍA AQUÍ.

 

En algún tiempo me dediqué al robo de autos, te voy a explicar cómo, no creas que veía un carro y decía, me lo voy a robar. Nunca le quité algo a alguien que le hiciera falta, o que se veía que había trabajado honestamente por ganárselo, lo hacía estudiado, sabiendo que a quien le quitaba…no le iba a importar o tal vez lo merecía. Porque los que están arriba muchas veces se encargan de quitarle oportunidades a los que están abajo.

 

¿CÓMO SABÍAS QUE A QUIEN LE QUITABAS NO LE IBA IMPORTAR?

 

Se veía, eran días de estudiar la rutina de las personas, siempre eran personas que tenían grandes negocios, también me metía a sus negocios, pero nunca le quité nada a un trabajador, yo solo entraba por el dinero, los días que sabía que llegaba la nómina, y que había dinero.

 

¿LO HACÍAS SOLO?

 

El robo de autos no, no es fácil. El robo a mano armada, sí, siempre sólo. Ahí si corres el riesgo de que te reconozcan, se me hacía más peligroso y ahí podía darse la traición, aunque siempre estuve rodeado de gente de palabra. Creo que de esas personas cada vez hay menos, ahora siempre se necesitan papeles, firmas. Que a mi parecer no valen nada.

 

¿ME CUENTAS ALGO DE LO QUE PASASTE ANTES DE LA CÁRCEL?

 

Una vez me metí a una empresa de auto refacciones, es muy grande, pero supe (por estar vigilando días antes) que no había cámaras, y era el día en que pagaban a todos los empleados, según sabía eran más de 80 mil pesos. Solo había un vigilante.

 

Entré desarmé al vigilante, lo llevé delante de mi todo el tiempo hasta ingresar a la sala donde había muchas cajeras y la oficina principal, donde está el dinero. Entré puse a los trabajadores contra la pared, sin voltear para que no me reconozcan y a uno le ordené que me diera el dinero.

 

No hubo ningún problema, hasta que antes de salir el vigilante, que ya era una persona grande, empezó a ponerse muy mal, a temblar y casi se desmaya…no pude salir y dejarlo así, por lo que lo estuve calmando un rato, le di un masaje, y le dije que ya había pasado el susto y que de verdad no pensaba hacerle daño. Me dijo que yo era un buen muchacho, y que por favor no siguiera con eso, lo último que me dijo fue: Dios te bendiga. Lo tengo muy en la memoria, normalmente lo único que le mandarías a un ladrón serían maldiciones, no bendiciones.

 

Bueno, me ofrecí a llevarlo a un hospital, dejarlo e irme, pero me dijo que estaba bien, que no me preocupara. Yo siempre iba en coche, lo dejaba en una esquina, listo para irme.

 

Hubo otra, entré a una empresa donde trabajaban puros chavitos, entré, me saludaron muy amables, ya sabes cómo es eso de: Hola, ¿Lo puedo ayudar en algo? Sonreí y le dije que claro que sí, que venía por el dinero, que si me lo podía dar por favor. Se voltearon a ver y se rieron.

 

Me abrí la chamarra, les enseñé la pistola, porque nunca le había apuntado a nadie, hasta ese día, bueno en fin… la vieron se asustaron y empezaron a juntar el dinero. Pero vi que una "chavita" tenía las manos debajo de una mesa, y como que algo había apretado o no sé, me asusté mucho y le apunté… le pregunté que qué había hecho, se puso muy mal y me dijo que sólo había tirado su cartera, que porque le habían pagado ese día y era todo lo que tenía. Al comprobar que era verdad, le dije que levantara su cartera, que no venía por nada de ellos, que solo quería el dinero. Me dieron el dinero, me salí…me subí al coche y a los cuantos segundos llegó todo un desplegado de seguridad, no sé de donde salieron tantos policías, pero yo pasé por ahí en el carro, como si nada. De hecho, volví a dar una vuelta, para ver si ya se había calmado todo.

 

¿PARA QUE VOLVISTE A PASAR POR AHÍ?

 

La verdad, solo por adrenalina o por burla. No pasó a mayores. Recuerdo que con ese dinero me fui a Cancún, me lo acabé todo, ya no tenía ni para regresarme, pero lo disfruté mucho.

 

¿ESO TAMBIEN SOLO?

 

No, ahí sin con mi familia, todo lo que tuve lo repartía entre mi familia y amigos, nunca ahorré nada, nunca compré nada. ¡Casa, coches…bueno esos menos!

 

Antes de llegar al Reclusorio Oriente, Heriberto estuvo tres meses arraigado por la SIEDO, ahí conoció a lavadores de dinero, narcotraficantes. “¿Así como lo ves en la tele? Que les toman foto con el letrero de la SIEDO atrás y con armas, etc. Pues con ese tipo de personas estaba”.

 

Fue detenido afuera de su casa, recibió la llamada de un amigo quien supuestamente lo invitaría a comer unos tacos, y cuando salió ya lo estaban esperando, más de quince agentes y su amigo que lo había invitado a comer y con quien tenía pendientes unos negocios de compra de billetes falsos. Logró escapar de tres de ellos, quienes con golpes intentaron subirlo a una camioneta, sin saber siquiera si él era Beto. Corrió y llegó con policías de Protección Ciudadana, quienes intentaron ayudarlo…pero lo entregaron al ver que los que venían por él, pertenecían a la SIEDO. Lo trajeron dando vueltas en la camioneta durante horas, lo bajaron en una calle sola, y le dijeron que confesara quién estaba arriba de él, Beto no lo hizo, sigue sin hacerlo y sigue sin declararse culpable. Recibió torturas durante horas, hasta que fue llevado al hotel donde permaneció arraigado.

 

¿CÓMO CONSIGUES UN MEJOR DORMITORIO EN EL RECLUSORIO?

 

Después de pasar por el área de ingreso, y la de observación, te asignan un dormitorio, esto en base a tus estudios y situación socioeconómica. Entre mayor comodidad y tranquilidad quieras, más dinero les tienes que soltar.

 

¿CÓMO FUE ESE PROCESO DE INGRESO, OBSERVACION?

 

Existen áreas:

 

Área de ingreso, área de centro de observación y clasificación C.O.C. y área de población. La primera es para clasificarte y registrar todos tus datos, tu perfil, peligrosidad, perfil psicológico, ahí te quitan todas tus cosas. Que después la familia reclama, pero difícilmente se las dan, se las quedan los custodios. Ahí permaneces una semana, o bueno yo estuve una semana. Creo que fue la parte más denigrante, ni a un perro lo tratan así, por cada celda, en la que originalmente irían 3 o 4 presos, meten a más de veinte. Rodeado de indigentes, es la parte más insalubre de la prisión, estás pegado al otro.

 

En el C.OC. (Centro de observación y clasificación) te cuentan las reglas del juego. Hay 8 dormitorios, cada dormitorio tiene un anexo. Hay zonas más peligrosas que otras, te explican el tipo de personas con las que te encontrarías en cada dormitorio, planteando la posibilidad de que estés en un lugar más tranquilo.

 

Beto mintió sobre su situación económica y escolaridad, diciendo que tenía una carrera profesional, por lo que los primeros días estuvo con gente a la que consideró educada, con más cultura. De ahí le dijeron que para estar en la Zona 9, (que es la zona donde se hospedan políticos, artistas e incluso el sobrino del narcotraficante Caro Quintero, quien manejó durante mucho tiempo el ingreso de droga al penal), necesitaba ciento veinte mil pesos. O algo más sencillo, era el dormitorio 1, donde solamente necesitaba darles 35 mil pesos a las personas encargadas de traslados.

 

Beto no cuenta con los recursos económicos para poder comprar su tranquilidad, y tuvo que ser llevado al Dormitorio 8, donde compartió celda con todo tipo de personas, y aunque no es de las más peligrosas del Reclusorio, tampoco pudo descuidarse ni un momento.

 

Cuenta como las mafias manejan el lugar, sobre todo los vendedores de droga, que son los que mandan ahí, y quienes se aprovechan de las personas con mayor grado de adicción, “regalándoles” sustancias, para después pasarles factura, que nunca baja de los 30 mil pesos, la cual, al no poder pagar, los pone en riesgo de ser asesinados o les da otras opciones de pago, como es una visita íntima con la hermana, mamá, esposa, hija del que adeuda, para así salvarle la vida. La droga la compras, como si compraras chicles, encuentras mesas donde se exhibe piedra, cocaína, marihuana, disponible para todos los que ahí co-habitan: reos, custodios.

 

Los custodios no tienen ningún problema con las mesas de droga, al pasar a lado de ellas, simplemente siguen su camino. Se asignan dos de ellos por cada (aprox.) 1000 internos, a los que cobran 15 pesos, por pasarles lista. La lista se pasa tres veces al día. Los custodios reciben dinero también, cuando salvan a algún reo del área de castigo, por algún pleito o diferencia con algún preso (cosa de todos los días).

 

El área de castigo es en el sótano del Reclusorio, Beto no la conoce debido a que ha sabido llevar la fiesta en paz tanto con custodios, como con otros presos. En el lugar tiene un amigo, quien goza de mayores privilegios debido a que se dedicaba al lavado de dinero, y le alcanza para pagar una celda para él solo, es quien invita la comida los días que no hay visita.

 

La vida en el reclusorio es monótona, te sientes reprimido, aunque dice que cuando voltea a ver las palmeras que están en las orillas, imagina que está en la playa, y es ese gusto por la playa y por la naturaleza es lo que lo llevo a pedir que lo transfieran a las Islas Marías, donde no hay rejas y de verdad puedes readaptarte.

­­­­­­120 mil por una buena celda en el reclusorio

 Vanguardia en línea

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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